Por qué es tan especial este Día Mundial del Arte
Hoy 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte, en honor al nacimiento de Leonardo Da Vinci. En realidad no es solo el día del dibujante, el escultor o el arquitecto, sino el día del creador en general. En estos tiempos de aislamiento vale la pena reflexionar un poco en torno a esa figura tantas veces menospreciada. El creador, muchas veces visto como el vago de la familia, es el que nos mantiene cuerdos, y el que nos impide caer en la histeria colectiva.
Las películas, las series televisivas, la música, la poesía, no solo llenan nuestras horas de aburrimiento. También nos hacen entrar en contacto de manera indirecta con otras personas y otras realidades, y nos hacen explorar nuestra propia inteligencia e imaginación. Sin ver a otras personas, sin apenas coger sol, el arte nos consuela y pone significado en un mundo de otra forma inhóspito e insoportable.
También son creadores las personas que generan contenidos en las redes sociales, los fotógrafos, los diseñadores, a cuyos trabajos les dedicamos segundos antes de pasar a ver otra cosa, pero que llevan detrás horas de esfuerzo. Los médicos y el personal sanitario salvan las vidas de los enfermos. Los científicos buscan vacunas. Y mientras, los creadores mantienen a salvo las mentes del resto del mundo, ahora enfrentado a la soledad.
Lo más peculiar del asunto es que, contrario a lo que podría pensarse, el hecho de que ahora estemos consumiendo más que nunca el trabajo de esos creadores no implica que ellos se beneficien económicamente. Los cantantes que hacen conciertos gratuitos, los cineastas que han liberado sus cortometrajes o los pintores que han decidido compartir una obra nueva cada día no están recibiendo dinero por lo que hacen. Y es muy probable que tampoco vayan a recibirlo luego.
De hecho, muchos creadores se han quedado casi sin fuentes de ingreso. No pagamos casi nunca por el entretenimiento que consumimos. Justo cuando más utilidad tienen para el mundo los creadores, más necesidades pasan. Nadie suele hablar de eso. El Día Mundial del Arte es una buena oportunidad para hablar del escaso respaldo que damos a los artistas. Incluso a aquellos que tenemos al lado. A nuestros amigos dramaturgos, novelistas o bailarines.
Del mismo modo que el aplauso a los médicos y al personal sanitario se volverá un aplauso vacío si mañana no hacemos algo para que sus vidas sean mejores, la celebración del Día Mundial del Arte será una hipocresía más si, exterminada la pandemia, volvemos a dejar la cultura como un gasto suplementario para las arcas de los estados o para nuestros propios bolsillos. Da Vinci no vivía de limosnas.