Chris Cornell, un hijo del dolor que retrató nuestra generación (+Video)
El cantante de Soundgarden, esa banda que reflejó como un espejo los conflictos existenciales de la generación de los 90 y se trasformó en uno de los principales exponentes del último movimiento auténtico del rock en roll, el grunge, no soportó, según las últimas noticias, la dura carga de la vida y se suicidó este jueves a los 52 años en la ciudad de Detroit, tras ofrecer un concierto.
Chris Cornell fue otro de los líderes de la escena grunge y engrosó la oscura lista de los pioneros de este movimiento para los que el paso por la vida fue una carga demasiado pesada y optaron por el suicidio.
El convulso camino de los pioneros de la escena de Seattle lo inició Kurt Cobain al volarse la cabeza de un disparo y lo siguieron otros músicos que, a pesar de haberse quitado la vida, aún se resisten a morir, entre ellos los vocalistas Layne Staley de Alice in Chains y Scott Weiland, de Stone Temple Pilots.
Ninguno de los seguidores del movimiento grunge, esos que crecieron en la Cuba de los años 90, imaginaron que podían ver en vivo a este héroe del rock. Pero contra todos los pronósticos Chris aterrizó en la Isla junto a tres de los integrantes de Rage Against The Machine para ofrecer un concierto en 2005 que todavía muchos recuerdan como una experiencia única en sus vidas.
La presentación, la primera que dio una banda estadounidense al aire libre en nuestro país, fue registrada en el DVD Audioslave: Live in Cuba.
Soundgarden, retratan la angustia y el desencanto de una generación y su consabida resistencia contra el orden establecido. Cuando las disqueras vieron el potencial de este movimiento de pantalones raídos y aspecto desaliñado, que retomó varios de los principales de la escena hippie, buscaron hasta el cansancio en toda la geografía norteamericana cualquier banda que oliera a grunge.
Sus principales cultores, entre ellos Cobain, saltaron a la arena con temas que se burlaban del rock que vendió su alma al diablo, (en este caso a las disqueras), y se vieron en una encrucijada mortal al ver cómo las trasnacionales se frotaban las manos y vendían a estas bandas como la buena cosa nueva en las estanterías de discos de todo el mundo.
La mayoría de las alineaciones del grunge que superaron esa etapa— que tuvo su tiro de gracia con el disparo de Cobain— mantuvieron una coherencia y una estética muy personal a pesar de la influencia de las discográficas mientras iban dando forma a su carrera.
Chris parecía un sobreviviente orgulloso de este movimiento, pero todo indica que si bien contaba con todas las comodidades de una estrella de rock nunca dejó de ser el artista introspectivo lleno de conflictos existenciales que asumía la música con sentido ético bastante profundo.
Todavía se investigan los hechos que rodearon su muerte, y ya los que crecimos con discos de culto como el Superunknown le rendimos nuestro propio homenaje volviendo a escuchar temas como «Black hole sun», escrito por un compositor que, con todo y la distancia, también nos retrató con himnos que seguramente nos acompañarán hasta la hora de subir las escaleras al cielo o hacia cualquier otra parte, donde eso sí, retumben como un recordatorio las más desoladas canciones del enigmático líder de Soundgarden.