Ana de Armas, la cubana que seduce a Hollywood
Ana de Armas conversó con la revista Vanity Fair cuando comenzó su carrera en Hollywood. A propósito de ser elegida como una de las mujeres más sexys y deseadas del 2017, según GQ y W, reproducimos parte de esa entrevista.
¿Cómo puede una chica tan joven sobrevivir a un éxito tan fulgurante?
Se puede. Aunque yo he pasado épocas muy difíciles y me he sentido sola. De hecho, vivo sola. Si estoy triste, si me va mal o regular, si no tengo dinero, si echo de menos a quien sea, me las tengo que apañar.
Si tuviera una relación sentimental con un actor…
No, yo con un actor, no. Bueno, he dicho que no muy rápido. ¡Verás como acabo con uno! Mira, recuerdo a un director, no diré su nombre, con quien tenía una relación muy estrecha, y alguien del equipo le dijo a su esposa: “¿No te molesta cómo habla con Ana? Van caminando solos”.
Ella contestó: “Es que ahora tienen que enamorarse”. Cuando oí eso, le dije: “Dios mío, es la mujer perfecta, no la dejes nunca”. El director, si ama su película, se tiene que enamorar del equipo entero.
Tal vez sea la fe casi mística con que defiende las virtudes de su profesión la que encamine sus pasos:
Un día Keanu Reeves me dijo: “Quizá no salvemos vidas, pero tu personaje puede conmover tanto que transforme a una persona”. Yo creo que de ahí sale la necesidad de actuar. Es algo con lo que se nace.
Se dice que los mejores actores son grandes tímidos.
Es consecuencia de la profesión. Estamos tan expuestos que, si nos sentimos observados, nos replegamos. Pero no somos más tímidos que otras personas en situaciones similares.
Nada más cumplir la mayoría de edad, Ana de Armas, cogió todos sus ahorros y en contra de los deseos de su familia, que le aconsejaba que terminara la escuela, se compró el billete de avión para España.
En aquel momento —explica Ana—, el dinero que tenía ahorrado era muchísimo porque ya había hecho tres películas mientras estudiaba. Parte se lo había dado a mis padres y parte lo había guardado para mí.
¿De cuánto dinero hablamos?
¡Doscientos euros!
¿Y dieron mucho de sí?
Para comprarme unas botas, ja, ja.
¿Trabajar con estrellas no intimida?
Al principio un poco, quieres cumplir las expectativas. Pero cuando gritan “¡acción!”, somos todos iguales. No nos juzgamos unos a otros. Se supone que cada uno es el más adecuado para representar su papel.
De Armas lleva siete meses instalada en Estados Unidos y ya se refiere a la ciudad como “su casa”.
¿Se mueve por los sitios a los que van las celebrities?
—Sí, aunque es difícil no hacerlo —ríe—. ¿Quién no trabaja para la ‘industria’ en Los Ángeles?