Orishas superó las expectativas. ¡Fue un concierto a lo grande!
La música del mundo colmó a Cuba desde el Parque Metropolitano; desbordó el Almendares, y puso a gozar a toda La Habana al ritmo de buenas vibraciones.
Jueves y viernes estuvieron llenos de mucha fiesta, y la gente se la pasó de lo lindo entre tantos conciertos que parecían interminables. El sábado no podía quedarse por debajo: muchos esperaron este día como el gran cierre, Orishas se presentaba en Cuba luego de casi 20 años de ausencia.
Lo más esperado de la noche: Orishas
Orishas estuvo, desde la medianoche y por más de dos horas, cantándole al público, que quería ver si seguían siendo los mismos sobre el escenario.
Vinieron las canciones de siempre para calmar los ánimos de cientos de personas. Como no cupo más gente en el parque, el puente del Almendares fue el balcón donde muchos disfrutaron de la presentación.
“Cuba Isla Bella” llegó como clímax de la noche. Una bandera cubana gigante se desplegó desde el puente, acompañada de la impresionante combinación de humo, luces y purpurina.
Laritza Bacallao y Waldo Mendoza acompañaron al Ruzo, Yotuel y Roldán en el tema; el público también lo hizo a viva voz.
Cuando parecía que había terminado el concierto, apenas comenzaba. Vimos desfilar por el escenario a parte de la Camerata Romeu y a los chicos de Madcom, una de las bandas más aplaudidas en la pasada edición del Festival Havana World Music- Black Tears 2018.
Lo que no nos gustó de la noche
Al parecer tanta energía por todas partes hizo que ocurrieran fallos que no vimos en dos días de presentaciones en tiempo exacto y sin contratiempos. Este sábado los conciertos se atrasaron un poco, y el espectáculo fue sometido a comparaciones con los anteriores, que si no fueron perfectos, estaban muy cerca de ello.
Quizá lo más lamentable fue no poder escuchar a Cimafunk, uno de los ganadores del concurso Primera Base, que organiza el Festival. Su concierto, programado para las 6:00 p. m., fue suspendido sin explicaciones al público asistente. Suerte tuvimos lo que pudimos verlo el viernes dando lo mejor de sí junto a Interactivo.
Un resumen de otro día de fiesta
La tarde abrió con el grupo flamenco Ecos. Una vez más viajamos hasta nuestras raíces, esta vez las españolas, para conectar con nuestra cultura al ritmo de “Olés”. La posibilidad de oír clásicos de nuestra música como “La guantanamera”, a tiempo de flamenco, fue una de las oportunidades únicas de la tarde.
En el intermedio entre los conciertos, que en la tarde se volvió más largo de lo previsto, la compañía Gigantería nos trajo un poco de conga. De un lado a otro llevaron al público arroyando hasta que comenzó la siguiente presentación.
Vino Haydée Milanés a regalarnos clásicos de la canción cubana que gente de todas las edades cantó a coro. Luego Marinah, excantante de Ojos de Brujo, nos puso a bailar rumba a tiempo de flamenco.
David Blanco demostró la buena salud que goza el rock and roll en la Isla. Gato Preto y The Chicken Brothers completaron la noche poniendo a bailar a un público que quizá los escuchaba por primera vez pero se abría a disfrutar de su buena música.
Con dolor en los pies de tanto bailar y todas las buenas vibras que nos dejó el Festival Havana World Music- Black Tears 2018, ahora esperamos la siguiente edición con expectativas mucho más altas.
La oportunidad de conocer bandas de diferentes lugares del mundo y disfrutar de parte de nuestros preferidos de Cuba ha sido, otra vez, un gran privilegio. ¡Ojalá tengamos Havana World Music- Black Tears pa’ rato!