Sergio Oliva, el cubano que venció a Arnold Schwarzenegger
En todas las participaciones del exgobernador de California y actor Arnold Schwarzenegger en el concurso Mister Olympia (la competición más relevante a escala mundial de fisiculturismo), solo una vez le fue arrebatada la corona. El causante de esta acción fue nada más y nada menos que un cubano. Su nombre: Sergio Oliva.
Oliva nació en La Habana en 1941 y desde muy joven inició su carrera en el deporte como levantador de pesas, una disciplina que en realidad nunca le gustó mucho, pero fue el punto de partida para lo que le depararía el futuro.
Años más tarde, y asentado en la ciudad de Chicago, comenzó a moldear su cuerpo escultural y a entrenar con mucho tesón. Gracias a su colosal figura se ganó el calificativo de El Mito. Su pecho medía 147 centímetros; sus muslos, 84 y sus brazos, 58.
El cubano triunfó en numerosos torneos locales y también incursionó en el mundo del celuloide, actuando en dos películas, aunque con poco éxito. En 1967 conquistó su primer Mister Olympia, un año después se adueñaría de la corona derrotando a Schwarzenegger.
En 1970 fueron a la revancha y Oliva perdió el título, algo que le dejó un sabor muy amargo en la boca durante muchos años, pues siempre se quejó de que le habían robado la victoria.
A pesar de la rivalidad que mantuvieron, cuando Sergio falleció en el 2012 a los 71 años, el actor que encarnó al Terminator escribió a través de Twitter unas emotivas palabras dedicadas a la memoria del colosal cubano.
“Sergio Oliva ha sido uno de los grandes culturistas de la historia, un verdadero amigo y un temible competidor con personalidad única”.
La vida de Sergio jamás podrá etiquetarse como común y corriente. Similar a un guion de película hollywoodense, la existencia de este cubano estuvo plagada de inverosímiles e increíbles episodios. Uno de ellos dejó para siempre una huella negra y triste en su memoria. Sucedió en 1986 cuando su esposa le disparó cinco tiros. Pero gracias a sus músculos rígidos, Sergio burló la muerte y, una vez más, salió invicto.