Ruy Adrián López-Nussa: La vida y la música como dos lenguajes
Recientemente, este prodigio de la célebre familia López-Nussa, ha decidido reunir, por primera vez, parte de su obra individual en un álbum-DVD titulado «Dos lenguajes».
No logro dejar de ver a Ruy Adrián López-Nussa (La Habana, 1986) como a un niño inquieto. Y en efecto lo es. En cambio, su jovialidad, la sencillez con que se ofrece como persona, está matizada por el rigor de su impronta musical. La madurez de Ruy se expresa, inequívocamente, en los años que le ha entregado a la creación dentro de la música.
Recientemente, este prodigio de la célebre familia López-Nussa, ha decidido condensar parte de su obra individual en un álbum-DVD. Dos lenguajes, parafraseando a Ruy, tiene el significado de la fusión, de la forma en que se imbrican dos cosas -los instrumentos musicales, las razas, las tradiciones, los estilos, etc.- aparentemente distintas para formar una sola.
He tenido el placer de conversar con este talentoso músico, de fabricarle algunas preguntas tópicas, y eso es lo que les comparto a continuación.
¿Cómo surge la idea de producir este Álbum-DVD?
Es una idea que tengo en la cabeza hace mucho, pero mucho tiempo. Mi familia siempre ha insistido en que grabe mi propia música, en la necesaria idea de registrar en un disco lo que uno va acumulando en materia musical, y no fue hasta ahora que me decidí a hacerlo.
El empujón final hacia este trabajo me lo da el productor Enrique Carballea -que es parte de la familia también-, quien me propuso acabar de recoger mi obra en un disco y de paso se ofreció para llevar a cabo conmigo semejante empresa.
¿Por qué Dos lenguajes?
El álbum se titula Dos lenguajes. Lo he nombrado de esta manera pues resume lo que fue mi formación musical, las dos carreras que asumí en paralelo: piano y percusión.
En mi música ambos instrumentos siempre han tenido el mismo peso. No hay nada que yo haya escrito sin pensar en la relación que guardan el piano y la percusión. Aunque hace varios años me dedico exclusivamente a la batería.
Esos son mis dos lenguajes. No obstante, si lo pensamos bien, al final acaban siendo uno solo. Se vuelven una misma cosa. También la idea de los dos lenguajes alude a que este es un disco a dúo: el invitado y yo. Entonces son dos lenguajes interactuando todo el tiempo.
Además, se insinúan en mí esas dos herencias familiares: la europea, francesa, por parte de padre, y la criolla del lado materno. Esta es otra causa que intento significar ya desde el título.
¿Qué intereses atraviesan este disco?
Creo que uno de los detalles más importantes es que vuelvo, después de muchos años, a poner las manos sobre el piano. Yo estudié piano y percusión. Hice la doble carrera. Y desde hace mucho tiempo tenía ese bichito en el cuerpo incitándome a hacer algo en el piano. Es cierto que hace muchos años no lo ejercito, pero lo que bien se aprende nunca se olvida.
Se trata un poco también de reencontrarme con este instrumento, y de paso, dejarle saber al público que el piano fue parte esencial de mi formación como músico. Estuve varios años estudiándolo, de la mano de la gran profesora Hortensia Hupmann, y son muchas las experiencias que adquirí en ese proceso. Entonces, podría entenderse como un reencuentro que tiene cierta nostalgia de fondo.
¿Desde cuándo trabajas en el disco y cómo ha sido el proceso de creación?
El disco fue grabado en enero del año pasado, en el Teatro Martí. Un sitio sumamente especial para mí, algo así como una segunda casa. En noviembre fue aprobado por Bis Music para su salida al mercado, y decidimos lanzarlo ahora, en febrero de este año.
Intenté condensar mi trabajo de todos estos años, que va desde alguna grabación informal en casa hasta varios temas que llevo archivados en la memoria. Mi hermano, Harold López-Nussa, quien es productor musical del álbum, me ayudó muchísimo en el proceso de selección y, sobre todo, a organizar las ideas.
Lo demás fluyó a partir de esa relación especial, casi familiar, que guardo con todos los músicos que participan en el disco. Harold me secundó en la gestión de escoger qué tema tocaría cada invitado, y lo demás fue un par de ensayos con cada músico y a grabar.
La grabación sucedió en un solo día. Quise ser fiel al sonido en vivo, algo que disfruto muchísimo de la música. Y debo decir que me encantó el resultado.
¿Qué sello discográfico produce esta opera prima?
El álbum está producido por el sello discográfico Bis Music, del cual estoy muy agradecido por su gentileza y los deseos de trabajar en este proyecto. Debo darle las gracias también a Mayra María García, que junto a Enrique Carballea fue productora del audiovisual que acompaña el disco.
Bis Music ha hecho un trabajo espectacular y espero que este sea el primero de muchos trabajos. Desde la primera reunión hasta que el disco estuvo acabado, dialogamos con la mejor energía, optimizando cada detalle. Me siento muy feliz de haber tenido a ese equipo. Les estoy eternamente agradecido.
¿Qué músicos colaboran en él?
El disco está lleno de invitados. De familia, de amigos, hermanos. Es un “todos estrellas”. Músicos con una carrera brillante, que admiro muchísimo.
Puedo mencionar a mi hermano Harold, de quien también es este disco, a mi tío Ernán López-Nussa, que deja una marca especial al tocar el vibráfono; Mayquel González en la trompeta, Elmer Ferrer en la guitarra, Ruly Herrera en el drums, Daymé Arocena que canta como solo ella y Willian Roblejo en el violín.
Cada uno de estos músicos le aporta algo valioso al disco. Ya sea en cuanto a arreglos, o en la manera auténtica que tiene cada uno para expresarse con el instrumento. Es un privilegio trabajar junto a ellos y haber hecho este disco de la manera en que fue: espontáneo y lleno de cubanía.
El jazz cubano se alimenta de esa inventiva, de la improvisación que cada uno de nosotros pone en juego al grabar o en el escenario.
¿En qué situación consideras se encuentra, ahora mismo, el movimiento del jazz cubano?
Yo pienso que el jazz cubano se ha mantenido desde hace muchos años en una constante evolución. Es impresionante la cantidad de jóvenes músicos que se han sumado al género, y todo lo que le aportan en cuanto a variedad de estilos. Muchos de ellos hasta de formación empírica, o en su mayoría desconocedores del género, pues en la academia cubana solo se estudia la música clásica.
Entonces, es extraordinaria la manera en que crece el número de músicos cubanos dedicados al jazz, el modo espontáneo en que cada artista traduce el género. Es tan seria la cosa que incluso se puede separar el jazz latino del jazz cubano. Creo que existe una sólida escuela de jazz en Cuba, de donde emerge un estilo peculiar de hacer esta música. Y el movimiento del jazz cubano, ahora mismo, sin dudas goza de una tremenda salud.