Por qué cerrar fronteras a tiempo es a la larga lo mejor para Cuba
Las medidas más extremas que puede tomar Cuba para evitar la propagación del coronavirus, tales como cerrar fronteras, suspender las jornadas habituales de trabajo y de clases y militarizar las calles pueden traer graves consecuencias económicas, eso es sabido. La pregunta es qué tan graves pueden llegar a ser y si más temprano que tarde nos veremos obligados de cualquier modo a enfrentarlas.
Existen dos tipos fundamentales de crisis económicas. La primera es la crisis de oferta, que sucede cuando la producción resulta incapaz de satisfacer las necesidades de la gente (a esta estamos más o menos acostumbrados en Cuba). La segunda es la crisis de demanda, cuando no se consigue vender todo lo que se ha producido y por tanto hay bancarrotas (como sucedió en el 2008 en Estados Unidos). El coronavirus puede provocar una crisis económica o la otra, dependiendo de cuán pronto se solucione el asunto en cada país.
Los países con economías más desarrolladas pueden asumir cuarentenas largas sin temor a una crisis de oferta. De momento sus mercados solo sentirán una caída en las ventas y por tanto una crisis de demanda, lo cual puede ser gestionado por el estado con ayudas y demás. Los países con economías menos desarrolladas, como Cuba, solo pueden asumir cuarentenas cortas antes de que los alimentos y otros productos básicos se agoten y, dada la caída en las ventas en otros sectores (el turismo, por ejemplo), no haya dinero líquido para reponerlos. Es importante tener esto claro: a diferencia de otros países, Cuba, cuya economía descansa en el sector de los servicios, solo puede aguantar una cuarentena corta.
Está comprobado que las medidas de prevención del coronavirus en los aeropuertos no son lo suficientemente efectivas. El virus demora mucho en dar síntomas y mientras tanto puede propagarse. Eso significa que tarde o temprano cualquier país como Cuba que tenga abiertas sus fronteras corre un altísimo riesgo de sufrir contagios masivos y de perder el control. Si la situación ha permanecido estable hasta ahora no debemos pensar que va a permanecer estable por muchas semanas. Es matemáticamente muy improbable que lo haga si Cuba no decide cerrar fronteras. El país teme a una crisis económica y a una crisis sanitaria. ¿Qué debe hacer? La sabiduría popular dice que la salud está primero, y tiene razón.
¿Qué debe hacer Cuba?
Si se cerraran las fronteras ahora se perderían millones de dólares por un par de meses, pero al menos la situación interna estaría controlada. Y en cuanto los mercados internacionales se estabilizaran todo volvería a la normalidad. De hecho, los países que no hayan sufrido grandes crisis sanitarias estaran en condiciones de reponerse con rapidez. Y gozarán de múltiples ventajas en el mercado internacional.
Si no se cierran las fronteras ahora y la situación sanitaria se sale de control de todos modos habrá que imponer las medidas luego. La diferencia es que Cuba puede asumir un cierre de fronteras y una cuarentena de un par de meses. No puede asumir, en cambio, la cuarentena de al menos seis meses que sería necesaria para calmar un brote violento de la enfermedad, como el que han sufrido economías de primer mundo, dígase Italia o España. No es lo mismo cerrar fronteras y/o imponer cuarentena para evitar una crisis sanitaria que para resolverla. Esto último sería mucho más grave, y podría colapsar irreversiblemente al país.
Si las medidas extremas tendrán que ser aplicadas tarde o temprano, es mejor aplicarlas cuanto antes. Es preferible tener una breve crisis económica ahora que una crisis económica larga y lo que es peor, una crisis sanitaria, después. Además, si no hay todavía una crisis sanitaria en Cuba, tal vez se puedan cerrar fronteras sin necesidad de decretar cuarentena. Varias medidas como hacer rebajas en los precios de internet pueden calmar a la población y hacer más tolerable la espera.
China y Corea del Sur han demostrado que es posible controlar la enfermedad. Es muy probable que dentro de algunos meses Europa haya salido de la crisis sanitaria. La pregunta es si para ese momento Cuba se encontrará entre los países sanos, destinos atractivos para el turismo y las inversiones, o entre los países del tercer mundo que, colapsados por la pandemia y sin los recursos de Europa, sufran durante años las consecuencias de no haber sabido actuar a tiempo.