Lo que más nos gustó del Festival Havana World Music- Black Tears 2018
Para difundir la música alternativa, unir artistas noveles y veteranos, cubanos y extranjeros, mezclar géneros, y complacer a una audiencia que lo amerita, se hace el Festival Havana World Music- Black Tears (HWM- BT).
Aquí te mostramos lo que más nos gustó de estos tres días de fiesta intensa.
En la primera noche de conciertos, cargada de deseos por ver lo que traía el evento, el público quedó impactado. Gretell Barreiro, luego de llevar mucho tiempo fuera de los escenarios cubanos, enamoró a todos. BandEra, ganador del concurso Primera Base, arrasó con su rock and roll, como también lo hizo Toques del Río a las 10 de la noche, dejando a la gente excitada.
A la segunda dosis de HWM-BT 2018 se le entró con ganas. Nos encantó Open Mind, banda ganadora también de Primera Base, que tocó en compañía del músico Jorge Lagarza y el guitarrista Alberto Torrea. También, con una musicalidad exquisita, Henry Cole & Villa Locura, nos hizo mover los pies, las manos y hasta la cabeza, además, de tener como invitado a Alain Pérez.
Cuando cayó la noche, Síntesis hizo que Cuba y sus raíces dijeran “aquí estamos”, y gente joven, extranjera, viejos, todos, celebraron la música yoruba. Finalmente, lo que más disfrutamos fue Interactivo, que con su timba-funk, nos hizo “gozar como pepillos”.
El último día, el más esperado, con la promesa de un concierto único de Orishas, empezó con casi dos horas de atraso, aunque la rumba de Gíganterías de La Habana, el Body paint y los murales se encargaron de hacer ameno dicho intervalo.
Esperando la llegada de Cimafunk, cantó Haydeé Milanés temas entrañables para los cubanos, sin la audiencia tener idea de que el ganador de Primera Base esa noche no se presentaría por problemas técnicos.
Marinah, excantante de Ojos de Brujo, enganchó para no dejar escapar y, a pesar de ser española, se le sentía una cubanía que apasionaba, tanto en su música, como en su forma de expresarse hacia los presentes.
El grand finale, destinado para Orishas, luego de llevar casi una década sin presentarse en Cuba, más allá de los contratiempos, conmovió a algunos hasta soltar lágrimas, cantar a coros o subir exasperados al escenario junto al Ruzzo, Yotuel y Roldán. Definitivamente “hay un son que se oye” en esta “Isla Bella”, y habrá pa’ rato.