Historia del nasobuco, del quirófano a la pasarela
En una ciudad superpoblada y con altos índices de contaminación como es Tokio es muy común que las personas lleven nasobucos en lugares públicos para evitar aspirar grandes cantidades de dióxido de carbono en el aire. También en una ciudad superpoblada es fácil que las influenzas y otros virus de transmisión oral se expandan rápidamente, otra razón para llevar tapada boca y nariz.
Parto del ejemplo de Tokio porque es aquí donde los nasobucos además de su utilidad de salud, cobraron con más fuerza una utilidad decorativa y se volvieron trending en la moda de los últimos tiempos; pero también podríamos citar como ejemplo muchas otras ciudades asiáticas y, en la actualidad, ejemplos de nasobucos encontraríamos por todo el mundo, también en Cuba.
Hace tiempo en Japón los nasobucos además de servir de barrera contra el aire común, se empezaron a usar como máscara para los días en los que preferías no maquillarte y salir de la casa con la “cara lavada”. Y también para todo lo contrario, para proteger un buen maquillaje hasta llegar a nuestro destino. Pero quizás el punto más importante que los llevó de mecanismo de protección a objeto de moda, es el hecho de que los nasobucos, al dejar solo los ojos al descubierto, dan la ilusión óptica de enfatizar la belleza al acentuar la barbilla y las mejillas alisando la línea V del rostro; a la vez que alinea la punta de la nariz y la parte inferior de la barbilla, conocida como línea E, estándar de la cirugía plástica. Un efecto similar al que pudiera provocar los turbantes que usan las mujeres musulmanas para el rostro.
Otro efecto de “protección” -a la vez provocado por una especie de ilusión en el cerebro humano- es el de aislar. En encuesta realizada por el sitio prescientuk.com jóvenes japoneses hablan de la utilidad de los nasobucos para evitar fácilmente el contacto con otras personas. Si no tienes ganas de hablar, ni siquiera de hacer expresiones faciales o deseas esconder al mundo tu “mala cara”, estas máscaras hacen de disfraz de invisibilidad para tu rostro a la vez que parecen decir “no me moleste”. Esta desidia por la comunicación oral en preferencia a la mediante internet es una tendencia mundial, fundamentalmente entre las nuevas generaciones, que los nasobucos parecen encarnar muy bien.
La cosa es que por todas esas razones juntas, y otras que quizás desconozcamos, sumado al interés comercial de compañías de moda, los nasobucos se han vuelto en los últimos tiempo un accesorio trending, dando a la imagen de artistas y gente común, un aire innovador, y a las empresas dedicadas a la industria de las pasarelas, una nueva pieza para vender.
Al parecer las preferidas son las máscaras negras, pero las podemos encontrar de todos los colores a gusto del consumidor, y con dibujos pintados, usualmente bocas. El hecho de que en fechas recientes el reconocido diseñador Virgil Abloh, cuya ropa es vestida por celebridades como Celine Dion, Rihanna y Kanye West, decidió incluir en sus colecciones las máscaras quirúrgicas, puede haber sido el impulso fial para expandir esta moda mundialmente.
Luego de eso hemos visto nasobucos en alfombras rojas, sesiones de fotos de modelos, las redes sociales de los famosos y en todo los lugares donde se determina que es “lo cool”. En Cuba, algunos ven por las calles a jovencitos esos que arbitrariamente dimos en denominar recientemente durakos y son integrantes (o no) de tribus urbanas en constante transformación- usando nasobucos y les parece algo rarísimo, toda una excentricidad de adolescente.
Pero en este mundo repetitivo nada está aislado, menos hoy. Por ejemplo, uno de los superídolos del patio, Bad Bunny suele llevar últimamente máscaras quirúrgicas casi siempre. Y a pesar del calor y los bajos índices de contaminación en el aire en un país sin grandes industrias, la moda de los nasobucos en Cuba también ha salido de los quirófanos, y sin pasarelas, ha llegado hasta las calles-