Ocho playas de Cuba para desconectar del mundo este verano
Cuba tiene playa de sobra y por todos lados. Si hay algo que podemos agradecer de haber nacido en el Caribe, es estar rodeados de belleza natural. El mar es una de las propuestas más encantadoras de nuestro país. Y entre las playas, a pesar de la gran cantidad y diversidad de estas, destacan algunas por sus paisajes casi exclusivos.
Aquí te proponemos una lista de las que no deberías dejar de visitar, sobre todo ahora en el verano y con este intenso calor.
Cayo Largo
Como una gran piscina natural se extiende la perfección de las aguas en Cayo Largo, perteneciente al municipio Isla de la Juventud. Cada una de las playas que encontramos en sus costas se supera entre sí en belleza natural. Alrededor de 20 km garantizan arena blanca y un mar de azul inigualable.
Playa Sirena y Playa Tortuga son ejemplos de este paraíso en medio del Caribe. Perfecto para enamorados, no vayas a dejar tu móvil sin batería porque aquí puedes sacarte fotos únicas.
Cayo Santa María
Las playas de Cayo Santa María, en la provincia de Villa Clara, también se han convertido en un clásico dentro de las propuestas turísticas del país y no es para menos. Su arena blanquísima, la frescura de su mar y la exclusividad de estar separado de todo, convierten la visita a este Cayo, como a otros, en una propuesta de ensueño. ¡Perfecto para los que gustan de coger un buen bronceado!
Santa Lucía
Esta playa ubicada al norte de la provincia de Camagüey cuenta con alrededor de 21 km de arenas blancas. Además de la belleza de este lugar, su mayor exclusividad reside en la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza cubana. Sus arrecifes de coral son un lugar único para los que gustan del buceo. En esta orilla del mar podemos encontrar además frecuentemente gran variedad de especies de aves, entre las que sobresalen los coloridos flamencos.
Varadero
Esta es la playa clásica entre todas las que hay en Cuba. Muy conocida a nivel mundial y catalogada en no pocas ocasiones entre las mejores del planeta, se encuentra en la Península de Hicacos, al norte de Matanzas.
Este paraíso natural cuenta con alrededor de 20 kilómetros de acceso al mar garantizado por una arena muy fina y blanca y un agua increíblemente cristalina. Además, a todo esto se suma las propuestas turísticas de la zona, que incluyen muy interesantes opciones nocturnas y práctica de deportes acuáticos.
Cayo Guillermo
Como muchos de los cayos que conforman el archipiélago de Cuba, Guillermo conserva la belleza natural de ser un sitio de playa virgen. Sus paisajes son “de película”, no es raro entonces que el escritor estadounidense Ernest Hemingway haya preferido también este pedazo de Cuba, específicamente la playa El Pilar. Además, Cayo Guillermo, ubicado en la provincia de Ciego de Ávila, es un buen sitio para los amantes de la pesca, y sobre todo, para desconectar del mundo.
Cayo Coco
Otro lugar ideal para desconectar y sumergirte en un entorno natural único. Los paseos por la costa, los deportes acuáticos y el buceo, son algunas de las actividades que pueden complementar tu día. Sin embrago, puedes preferir quedarte todo el día en una tumbona tomando sol y oyendo el sonido de las olas y relajarte. La tranquilidad que transmite este pedazo de mar puede ser el lugar que buscas para recuperarte luego de un tiempo de estrés. Cayo Coco se encuentra también en Ciego de Ávila.
Guardalavaca
Al norte de la provincia de Holguín encontramos Guardalavaca, otro clásico para no perderse entre las playas cubanas. Después de conocer la hermosa “ciudad de los parques”, ¿qué mejor manera de terminar la jornada que junto al mar? La propuesta se vuelve casi irrechazable si conocemos los valores naturales de Guardalavaca, un paraíso en la tierra que combina esta exclusiva playa con los paisajes cubanos más autóctonos.
Playa Ancón
Su proximidad a la Villa de Trinidad, una de las ciudades más mágicas del país, dotan de este pedazo de mar de un encanto mayor. Su paisaje no escapa de regalarnos arena blanca y agua con los tonos azules más sorprendentes. La propuesta perfecta sería unos días en Trinidad y que, además de disfrutar los encantos de la recientemente proclamada “Ciudad Artesanal” del mundo, cojas una bicicleta teniendo como destino final ver el atardecer en Ancón.