«Tener dinero y ayudar a otros» así hablan El Kende y Polivi
Ser influencer en Cuba se ha vuelto algo muy serio. Le ha cambiado la vida a muchos jóvenes que, antes de esta ola mediática, no se habían descubierto a sí mismos.
Ser influencer en Cuba se ha vuelto algo muy serio. Una manera eficaz de producir contenidos y llegar al público desde las redes sociales. Además, le ha cambiado la vida a muchos jóvenes que, antes de esta ola mediática, no se habían descubierto a sí mismos. Tal es el caso de El Kende y Polivi.
El Kende y Polivi, dos jóvenes influencers salidos de las calles
Hemos conversado con Kevin Castañeda Matos (El Kende) y Carlos Enrique Peláez Espinosa (Polivi), dos de los más seguidos y populares influencers cubanos. Estos muchachos, que trabajan juntos desde hace un tiempo, tienen historias de vida muy similares. Ambos provienen de barrios marginales y reconocen que la entrada en las redes les cambio la vida para siempre.
«Siempre estaba ahí –comenta El Kende–, en la esquina del Dany, jugando básquet. Desde chamaco siempre he sido activo, jodedor. Y eso es simpático para la gente. Al Dany y a la gente del barrio, les encantaba el bonche y la quemadera conmigo.
Un día El Dany me propuso ir a un concierto, para hacer un pequeño show de baile. Fue en Matanzas. Esa fue la primera vez que actué junto a Yomil y El Dany y desde entonces comenzó mi interés por el espectáculo.»
Mientras, Polivi nos narra que llegó a las redes por medio de sus amigos. El chico tenía a Instagram como una referencia lejana. Y, paradójicamente, apenas subió su primer video superó las 10k vistas y vio crecer su cuenta a más de 3k seguidores.
Así lo cuenta: «En el barrio la gente me decía: «Mi hermano ábrete una página, mira al Kende anda disparado”. Hice un video ahí mismo en el barrio, donde jugamos dominó, y al otro día tenía como 10k reproducciones.»
¿Y qué cosas motivan a estos jóvenes? ¿En qué se inspiran para llegarle a tantas personas?
Nos dicen que su inspiración es la sociedad cubana, las calles, las situaciones que atestiguan a diario. Se nutren de lo cotidiano y luego lo devuelven en forma de sketch, con el sarcasmo, la ironía y el sentido crítico que distingue tradicionalmente al humor cubano. En este proceso, describen nuestra realidad sin medias tintas, tal y como es. Ponen énfasis en el lenguaje y los imaginarios que dominan la filosofía del cubano común.
«Normalmente voy por la calle y me inspiro con las cosas que voy viendo. Lo mismo con una cola, que si veo una pareja discutiendo. Cualquier cosa. Tengo varios personajes ya: Magaly, El viejo René, el Jefe de Sector. Con cada uno hago cosas, en dependencia de lo que se me ocurra.»
Fabrican un humor de situación que recuerda a un clásico de la radio cubana: Alegrías de sobremesa. Ilustran personajes arquetípicos, penetran en los conflictos más inmediatos y picantes. Y todo con una espontaneidad que no deja dudas sobre el talento que tienen.
«No me gusta mentir en las redes sociales -afirma Polivit. Si me siento mal lo digo. Si estoy en talla lo digo. Mis redes son lo que yo vivo a diario.»
Lo más interesante es cómo estos muchachos han sido apoyados por otros jóvenes, que, han aprovechado su éxito para sacar adelante el potencial de las calles. Hablamos de Yomil y El Dany.
«A la persona que más le agradezco por todo es a El Dany -asegura El Kende. Él fue quien me sacó de las cuatro esquinas. Fue el primero que confió en mi talento. Y eso no tiene precio. También a mi padrino Yomil, que es el otro que me ha apoyado en todo.»
Cuando los interrogamos sobre el futuro nos hablan sobre sus deseos de hacer espectáculos, de llegar a la gente en vivo. Quisieran unirse a Pánfilo. Lograr el reconocimiento de todos sin prejuicios. Pero sobre todo aspiran a poder influir en el destino de Cuba, en la mentalidad de la gente. Pues si alguien tiene el poder de hacerlo, ahora mismo, son los influencers.