Mujeres al poder: Idania del Río
Idania del Río es una mujer cubana que desde el diseño ha abierto una nueva puerta al emprendimiento en el país. Una puerta también para el mundo, que muestra el potencial de lo que aquí se hace. Con la marca Clandestina y su tienda en la Habana Vieja impulsa, además, el activismo social, mirando primero a la comunidad, pero ampliando su visión a nivel global.
Diseños de ropa, souvenires, carteras, zapatos: diseño cubano hecho en la Isla y con sus recursos. Clandestina mantiene una la línea vintage y utiliza materiales reciclados, que además de la ropa de segunda mano, incluyen el uso de materia prima del mercado local como nylon, yute o soga.
El trabajo de Idania y de Clandestina se inspira en la vida cotidiana, la gente común, las cosas típicas que pasan en Cuba, para luego traducir eso en sus diseños.
¿Cómo combinas una tienda pensada desde y sobre Cuba, con una proyección internacional?
“Eso está en la genética de Clandestina desde el principio. Buscamos crear ese puente entre lo universal y lo más local. Nos importa mucho conectar las tendencias, los movimientos más globales con nuestra realidad más inmediata. Y a la vez conectar esa comunidad de aquí con otro discurso mundial. Ver la cultura cubana no solo como tejido que nos une a nosotros, sino también los valores más universales que tiene y que pueden ser comprendidos por cualquier persona de cualquier latitud”.
Desde el 2015 que se fundó la tienda, y un poco más atrás desde la creación del proyecto, Clandestina ha vivido momentos especiales que han marcado su trabajo:
La apertura de la tienda en primer lugar, la inauguración de su taller de costura en Cayo La Rosa, luego el lanzamiento de su sitio web que les permitió vender por primera vez fuera de Cuba. El encuentro con Obama y su primera gran pasarela en noviembre del año pasado en Bellas Artes, marcan la línea del tiempo del proyecto.
¿Cómo ves Clandestina dentro de 10 años, en el futuro?
“Seguir creciendo a nivel de diseño, conectarnos con otras marcas, con otros mercados, romper ese hielo del mercado global. Mi pretensión es que Clandestina sea una empresa cubana pero con proyecciones globales. Acortar ese espacio que separa a Cuba del resto del mundo. Ojalá en 10 años seamos una marca reconocida, una compañía global con sedes y proyectos en otras partes del mundo. Que Cuba y La Habana se conviertan en un centro importante de innovación porque tenemos muchas cosas que aportar a la economía y al diseño mundial”.
¿Cómo ha influido en tu trabajo el acceso gradual de Cuba al internet, la reciente apertura de los datos móviles?
“El acceso gradual al internet y los datos móviles en Cuba para nosotros es fundamental y va a marcar un antes y un después para Clandestina y para todos los emprendedores que trabajen orientados a un consumidor.
“Antes de los datos era muy difícil. Nuestros contenidos están orientados para gente que conoce nuestra realidad, para nuestro vecino de ahí del frente; y si nuestros usuarios orgánicos, naturales, no acceden al internet, no están recibiendo nuestros contenidos. Ahora finalmente hemos podido conectar con esa comunidad. Con el internet puedes, quizás no vender un producto, pero sí mostrar lo que haces y eso es fundamental”.
¿Ser mujer pone más difíciles las cosas a la hora de emprender un negocio?
“Yo no creo que en Cuba el hecho de que seas mujer te impida hacer algo. De hecho a nosotros no nos ha impedido nada. Sin embargo, mi experiencia como diseñadora, como profesional, siempre ha sido que he tenido que probarme varias veces. Y he visto que mis colegas hombres –no digo que lo tengan más fácil porque todos tenemos retos, conflictos– han conquistado su espacio de una manera más inmediata.
“Nadie me ha puesto una barrera por ser mujer, no he sentido rechazo de la comunidad masculina. Quizás es algo personal que mucha gente puede no compartir, pero como mujer, siempre he sentido que no es suficiente. Creo que las mujeres tenemos que acabar con esa barrera autogenerada de que tenemos que ser doblemente mejores en todo.
“Es importante que las mujeres entiendan que no hay barreras reales. Hay mucho machismo, hay una cultura hetero-masculina-blanca-normativa que obviamente está en el poder y está rigiendo. Pero las mujeres somos fuertes y tenemos que aprender a conquistar los espacios sin ponernos más cargas encima”.
¿Cómo y por qué combinas el trabajo de diseño con el activismo social?
“Eso para nosotros representa el futuro. Cuba tiene que moverse inmediatamente hacia otro tipo de sociedad, tiene que crecer en muchos sentidos.
“En Clandestina creemos que es fundamental la igualdad de derechos, el matrimonio igualitario, el acceso a las tecnologías. Queremos que nuestro ambiente de trabajo sea diverso, inclusivo, lo más abierto posible, porque lo que hace falta ahora es escuchar todas las perspectivas. Todo eso representa un poco cómo soñamos el futuro, y la mejor manera de alcanzar eso es viviéndolo en el presente”.