
Los derechos no son cuestiones de fe
Si Dios creó la familia, debió crearla diversa y única en sí misma como es el mundo. Una ley, un papel, un contrato, no pueden medir el amor que se tiene la gente, no pueden determinar las verdaderas relaciones que se establecen al interior de cada pareja, de cada núcleo familiar.

La familia ha existido mucho antes de la iglesia e independientemente de esta. ¿Con qué razón entonces ciertos grupos de Iglesias Protestantes en Cuba se oponen a posibles cambios en la Constitución del país que podrían traer aparejados mayores derechos para la sociedad?
A nivel mundial los cambios en las legislaciones del matrimonio han estado aparejadas al desarrollo de una sociedad, que mientras más moderna debe ser más inclusiva. El anteproyecto de la nueva Constitución cubana no solo permitiría cambiar el código de familia y posteriormente abrir la brecha para un cambio legal que permita el matrimonio igualitario, sino que incluye cambios aún más inmediatos como la inclusión de la “identidad de género” dentro de las razones por las que nadie puede sufrir discriminación, y esto es una cuestión de derechos humanos.

Es válido señalar que aunque estas Iglesias suelen predicar en nombre absoluto de Dios y de la religión, otras pertenecientes a la categoría Protestante no son tan “cerradas” a estos temas. Tal es el caso de la Iglesia Comunitaria Metropolitana, donde se respeta la identidad de género y las preferencias sexuales de sus fieles, no se juzga por estas cuestiones y se aboga por una religión inclusiva y diversa. Anteriormente la Iglesia Metropolitana ha trabajado junto al Cenesex en las Jornadas contra la Homofobia e incluso suele auspiciar ceremonias nupciales para parejas género diversas.
A pesar de lo triste que resulta como la gente, por falta de conocimiento o por pura maldad, se expresan en contra de los derechos de los otros, no todo está perdido, ni mucho menos.
En muchos países donde la Iglesia como institución ejerce una presión más significativa en la sociedad, se han aprobado leyes del tipo de las que propician el matrimonio igualitario y otros derechos para la comunidad género diversa. Ejemplos fáciles son España, donde la religión católica y su conservadurismo están muy presentes y sin embargo fue de las pioneras en Europa y el mundo en aprobar el matrimonio igualitario; o el propio Estados Unidos, donde las religiones Cristiana Protestante tienen uno de los principales núcleos a nivel mundial (después del Reino Unido) y también fueron aprobadas leyes similares.

El derecho al aborto, a acceder a métodos anticonceptivos, a la libre orientación sexual y a la libre identidad de género y a no ser discriminado por ninguna de estas razones, al matrimonio y a formar una familia en el sentido más amplio e inclusivo de ambos conceptos, y muchos otros, no son una cuestión de fe, son una cuestión de derechos humanos.
Desde el artículo 8 de nuestra propia Constitución (y eso no está sujeto a cambio) las instituciones religiosas en Cuba están separadas del Estado.