Joao y Claudia: El encanto del estilo equidistante
La magia de la juventud los envuelve mientras les susurra al oído un futuro ambicioso en el mundo del espectáculo. En su cuerpo, no guardan la menor pizca de temor y caminan por la vida dándolo todo como si cada día fuera el último porque saben que solo así podrán alcanzar sus sueños. Ellos son Joao y Claudia, dos chicos de estilos muy diferentes, pero que comparten muchas pasiones, entre ellas la moda. Camaleónicos en la búsqueda profesional, ambos son artistas en plena evolución.
Ella pertenece al mundo de la pasarela y el audiovisual. Su carrera de modelo comenzó cuando tenía doce años trabajando para La Maison y hoy, con apenas 19, es una de las chicas preferidas por los directores cubanos de videoclips y algunos internacionales como Daniel Duran. Ha trabajado en tantos que ya no recuerda la cifra, desde producciones de artistas urbanos como El Chacal y el Taiger hasta de otros géneros como Mayco D’ Alma.
Su curvilínea y criolla anatomía se aleja del prototipo convencional de modelo: “Aunque me gustaría tener una carrera en las pasarelas, por ahora hago más videoclips y comerciales, pues no soy la típica modelo que se espera: muy alta y delgada. Yo tengo cuerpo de cubana”.
Sin sonar pretenciosa, Claudia se muestra segura de sí misma, aunque está consciente de que su aventura solo comienza y que debe afinar el ritmo, tomar riesgos, pero siempre “sin perder su toque fashion”.
“Soy multifacética, puedo adaptarme a todas las situaciones y jugar cualquier papel. Aunque nunca estudié actuación, se me da bastante bien y no me pongo nerviosa cuando en un videoclip tengo que asumir un rol pequeño. Todo lo contrario, lo encuentro hasta divertido”.
Joao, graduado de danza contemporánea en la Universidad de las Artes (ISA), está enfrascado en la búsqueda liberadora de sí mismo y para esto maneja con destreza más de una herramienta de expresión. Múltiples son los lenguajes que le permiten satisfacer sus necesidades artísticas y pone el corazón en cada proyecto. A través de su conversación fácil transmite una energía que nos hace creer que todo en la vida es posible y realizable.
“Soy guantanamero, de allá de donde crece la palma. Vengo de una familia de músicos y siempre tuve la inquietud de engranar las artes. Quizás, por esa razón me incorporé al movimiento de la trova y el hip hop, corrientes que tienen en Guantánamo una salud muy fuerte”.
“Ya en La Habana comencé a hermanarme con varios músicos y a involucrarme más con esta manifestación. Trabajé con Telmary e Interactivo, desempeñándome como vocalista. Pero nunca dejé de bailar”.
“Desde hace cuatro años formo parte del proyecto Elephant Family que agrupa a músicos de diferentes tendencias y efectúa puestas en escena, donde se manifiestan el resto de las artes. Más que un grupo de música yo lo concibo como un grupo de integración”.
En materia de moda, pudiera decirse que Joao y Claudia exhiben una equidistante oposición de estilos. Ella prefiere el lujo de la alta costura, en específico las prendas Chanel. Como una Carrie Bradshaw caribeña, adora los zapatos de tacón, de los cuales atesora una notoria cantidad. Los vestidos de buena hechura completan su atuendo favorito.
En cambio, Joao es más partidario de lo simple y lo auténtico. Le encanta lo vintage y para él la ropa reciclada, más que un recurso alterno es una filosofía de vida. Asimismo se confiesa fan de las camisas bacteria y está convencido de que es “un espíritu muy viejo vagando en el cuerpo de un muchacho”.
“Yo elijo las ropas que me son afines y tienen que ver conmigo. No me demoro en escogerlas. Creo que el secreto está en cómo combines las prendas. No me mantengo atrás de las tendencias. Solo trato de ser yo y divertirme”.
Eso sí, ambos concuerdan en que la imagen es una pieza clave de su carrera artística. Para Joao, esta debe ser coherente con el discurso musical y escénico que él propone: “Soy una persona que desde el punto de vista creativo suelo ver muchos colores, matices y texturas. Ahí reside mi sello”.
Por su parte, Claudia afirma que el naranja de su cabello en contraste con sus ojos verdes, es el mayor atractivo que la distingue.
“Nunca había considerado colorearlo así, pero tuve que hacerlo en función de un trabajo que se presentó, pensaba volver al rubio en cuanto terminara la sesión de fotos, pero luego me llamaron para tantas ofertas de trabajo que decidí dejarlo. Ahora me encanta. Además, casi nadie se atreve a llevar ese color, o no le queda bien. Esto ayudó a crear mi propio sello. Y, en ese aspecto, soy única”.