Idania del Río: Inspiración a trazo fino
Idania del Río era la niña a la que todos pedían que le pintara un robot, una rosa, o un “muñequito”. Aunque en su mente barajó la posibilidad de ser arquitecta o maestra, la vocación no le dejó otra opción que decantarse por el arte, decisión que redirigió al diseño luego de ver frustradas sus esperanzas de estudiar en San Alejandro.
Dicen las abuelas que aveces lo que sucede conviene. Si Idania hubiera tenido éxito, quizá habríamos perdido la oportunidad de disfrutar la sencillez y a la vez la profundidad que prima en su obra, sobre todo en sus carteles, a los que traslada su pasión por el dibujo y su método de dar soluciones a través de una ilustración que complementa un texto o explica un concepto sin necesidad de palabras.
“Mi relación con el diseño es el enamoramiento más largo que he tenido en mi vida”.
Según nos cuenta, todo el tiempo está observando, haciendo fotos, dejando constancia de lo que puede ser impulso para su creatividad.
Ser fundadora de Camaleón, uno de los fenómenos más interesantes de la nueva generación de diseñadores en Cuba, fue para ella una experiencia que literalmente le cambió la vida y con la que pasó de la queja a la acción.
“En el ISDi constantemente nos quejábamos del ambiente aburrido de la escuela y, sin darnos cuenta, jugando al principio, comenzamos a darle una vuelta a aquello, y a hacer algo. Pintábamos murales, empezamos a ilustrar y diseñar La Jiribilla de papel, entre otras cosas. Fue radical”.
Decenas de proyectos después –entre los que recuerda con mucho cariño el primer cartel que le imprimieron, “creo que fue por el aniversario 45 de la Cinemateca” –, Idania está lista para el siguiente reto.
“Ahora mismo estoy inmersa en la cosa más grande que he hecho: voy a abrir una tienda-estudio en La Habana Vieja (Villegas 403 y Teniente Rey), una forma de canalizar la creatividad del gremio y a la vez concretar mi visión del diseño como elemento puramente utilitario, que la gente pueda usar en su vida cotidiana. Se llama Clandestina, y quiero que sea una boutique de diseño, un lugar pequeño donde se pueda comprar postales, libros, pulóveres, bolsos y donde imprimir, hacer realidad, con mucho cuidado y respeto, el quehacer de otros profesionales”, explicó.
“Estamos pensando abrir ya, y aunque vamos a comenzar modestamente, lo haremos bien fuerte, con una colección de pulóveres del Mola (Edel Rodríguez Molano), que espero se multiplique a medida que se integren amigos al proyecto”.