El insalvable asedio de las bocinas
Me levanto a las 6:00 am y una vez más tengo ganas de seguir durmiendo. Se me ocurre ponerme una musiquita movida en los audífonos para despertarme los ánimos. Pero me monto en el carro. Las rancheras del botero traspasan mis audífonos y me obligan a llegar a la escuela con dolor de cabeza… (¡Y son las 6:00 am!).
Termino las clases, me monto en el P2. ¡Qué alivio, el chofer solo tiene puesta la radio!… Próxima parada: pasajero 1 trae lo último de Chocolate a todo volumen, se sube el pasajero 2 y compite con el Kokito y el Negrito. La guagua se divide en dos coros, no se puede definir el ganador.
Busco el fondo, el asiento al lado del señor mayor que seguro no está en na’…y me saca de la mochila su bocina con los más grandes éxitos de ABBA y Fórmula 5. “Resistir es crear”, pienso y sigo resistiendo sin crear nada, sin embargo.
Es el cumpleaños de mi mejor amiga, quedé en almorzar con ella en un restaurante asiático. Debe ser un lugar tranquilo, con música china, seguro… Pero me espera el Chacal, Yomil y el Dany y Los 4. Si la Oficina Secreta nos escucha cantar “feliz cumpleaños” con ese background hace su próximo hit.
De vuelta a casa cojo el carro y me monto alante. “Las rancheras o lo que sea se oyen menos desde ahí, porque la bocina siempre está al final y el chofer la pone muy alto porque desde su asiento no se escucha…” -yo planeando mi viaje-. Me monto al ladito del chofer y me quedo sorda, ¡la bocina está delante esta vez! Y como todo botero que se respete, si no escucha reggaetón, tiene todos los discos de bachata de Romeo Santos y Prince Royce. Que conste, mi viaje dura 45 minutos. ¡45 minutos de bachata!
Al bajarme, cuento los bicitaxis que me pasan por al lado, cada uno con una canción diferente, cada uno con la música “a todo meter”. Ya ni los audífonos funcionan contra tanto ruido…
Sin embargo, no me estreso. Y en realidad si me hubieras visto: andaba cantando “ay México querido” a las 6:00 am, hice coro en la guagua con “ay yo soñé’” en el bando del Negrito y el Kokito, me morí de la risa con las letras de Fórmula 5, le dije a mi amiga que el remix de feliz cumpleaños era un regalo muy original, como me senté adelante en el botero pude escuchar mejor y completar mi lista de frases más graciosas de la bachata, y con los bicitaxeros repasé los nuevos pasillos de moda… Era eso o el dolor de cabeza, y las duralginas están en falta.