
Carlos Acosta, de las calles de Los Pinos a los grandes escenarios del mundo
Es dueña de atributos como la musicalidad y el ritmo. Posee cualidades físicas extraordinarias que la han hecho resistir cinco siglos. Es flexible hasta cierto punto, aunque a veces suele ceder demasiado. Se contrae hasta los tuétanos cuando es necesario, sin embargo, nunca ha dejado de ser elegante.

Así es La Habana, una ciudad que baila, cuna de generaciones de artistas dedicados a la danza y al arte toda. Uno de sus hijos, con apenas nueve años, aprendió a atravesarla desde su barrio periférico hasta el centro. El talento natural combinado con las duras enseñanzas de la escuela de ballet cubana y muchísimas historias que contar por el camino hasta la vida adulta, lo obligaron a extrañarla y mantener una relación especial signada por la distancia y los reencuentros.
La Habana del extraordinario bailarín y coreógrafo Carlos Acosta no es la céntrica urbe. “Soy de Los Pinos, en el municipio Arroyo Naranjo. Recuerdo mucho el espíritu comunitario del barrio de mi niñez. Crecí con mucha libertad. Iba a las arboledas colindantes a comer mangos, zapotes, aguacates”, expresó en exclusiva para VISTAR uno de los artistas habaneros más aplaudidos por los escenarios del mundo.
Durante las estancias prolongadas fuera de su ciudad natal, comenta el Premio Nacional de Danza 2011 que lo que más extrañaba de La Habana eran: “los colores, los olores, el mar, el sol, hablar español, la familia, los vecinos, la música. Fue el momento en que dejé atrás la infancia y me enfrenté a mucha añoranza, a la nostalgia, era como un muro muy alto el cual tenía que superar para poder acceder a los nuevos horizontes que se abrían”, recuerda Acosta.

En el cumpleaños por los cinco siglos de la ciudad de las columnas, Carlos Acosta, considera que “el mejor regalo que podemos hacerle a La Habana es que todos tomemos conciencia para salvarla y cuidarla. El día que podamos detener el deterioro, salvar la gran ciudad que ha sido y comenzar a construir La Habana que será una ciudad funcional, informatizada, inteligente; le habremos dado el homenaje que merece”, nos expone el director y fundador de la compañía Acosta Danza.
Sobre la influencia que puede ejercer el contexto de un creador en su obra, Carlos asevera que “un artista es también las condiciones que lo rodean. No tienen la misma mirada un artista que creció en Miramar y uno que lo hizo en el corazón de La Habana Vieja. La inspiración en ambos ejemplos tiene diferentes ritmos, colores”.
“En el caso de mi coreografía Tocororo, fábula cubana, seleccioné qué Habana quería reflejar y cómo hacerlo. En Acosta Danza tenemos también una pieza que se llama De punta a cabo, de Alexis Fernández, que sucede completamente en el Malecón. Y allí está reflejada de manera simbólica la ciudad en la que hemos vivido todos nosotros, la que más conocemos”, nos ejemplifica el coreógrafo.
A Carlos le hubiese gustado bailar en “el anfiteatro del Parque Lenin, un espacio donde recuerda que las personas se sentaban en butacas de piedra y los artistas actuaban en aquel escenario rodeado de agua. Me gustaría que tuviera todas las condiciones para poder presentarnos un día en un lugar tan mágico como ese”, manifestó el también Premio Nacional de la Danza, en el Reino Unido y titulado Comandante de la Orden del Imperio Británico.

Pero la capital comparte las celebraciones por sus 500 con uno de los hombres que más ha hecho por ella: “Eusebio es uno de los grandes hombres con los que nos ha tocado la suerte de convivir. Nos hizo redescubrir La Habana, mirar y tener fe en las potencialidades de la ciudad. Es un fundador que nos hizo mirar a donde ya pocos miraban. Por Eusebio Leal despertamos la conciencia de que La Habana puede seguir siendo una de las ciudades más hermosas del mundo”, significó Acosta.
Ante la reciente pérdida física de la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, no podíamos concluir la entrevista sin preguntar cómo es la Alicia Alonso de Carlos Acosta: “Era una mujer incansable, con un gran conocimiento del arte del ballet. Tenía muy claro cuál era la misión de un bailarín, y no se cansaba de transmitir sus experiencias. Ella es nuestra madre artística, es la artista nacional”, sentenció el discípulo.
Acerca de los nuevos proyectos en los que se encuentra involucrado, el coreógrafo nos adelantó que el venidero enero asumirá la dirección del Birmingham Royal Ballet, compañía que desea renovar artísticamente. Además, continúa trabajando con su compañía Acosta Danza y la escuela de la misma sin descanso.