Ares (nos) dibuja
Días de covid-19
Durante estos días alivian la escritura, la lectura y la escucha (mensajes de voz en WhatsApp, y las voces de amigos en Ediciones Sinsentido en Telegram).
Durante estos días habito en las resonancias de un estado global de desolación (muertes, fronteras, sistemas de salud eclosionados). Todos hemos presenciado cómo este complejo panorama evidencia muchas atrocidades (violencia de género –incremento de feminicidios–, políticas gubernamentales absurdas, etc.).
En este abanico terrible pasan los días, y se sabe que falta mucho aún por padecer, a consecuencia de esta pandemia. Por ahora me interesan las formas que dilucidan lo que provoca el virus covid-19 como alteridad (activismos, testimonios, videos, fotografías, caricaturas, arte sonoro, libros, etc.).
A partir de esta(s) singularidad(es) me animan las caricaturas del artista Ares (La Habana, 1963). En su observatorio “pasa los días”: bocetando, delineando, interpretando el efecto del virus en el mundo. Así surgen las ilustraciones que comparte en sus redes sociales (@estudioares en Instagram y Estudio Ares en Facebook).
Días de dibujar la cuarentena
Entre las operaciones que distinguen la obra de Ares, se encuentran la sátira política y la parodia postmoderna. Pienso su trabajo como un cuaderno de ensayos sobre su relación con los acontecimientos (personales y colectivos), los imaginarios (políticos y sensibles) y la cultura (mass media, camp, pop, etc.).
Desde diferentes formatos y proyectos, repasa con ingenio aquellos símbolos que le impelan (un ejemplo sería su exposición Tocar madera, 2018, en la que asume la identidad como capital simbólico, mediante las aldabas y la ciudad, la religión, lo autorreferencial y sus códigos).
De sus trabajos recientes como humorista gráfico, dos obras apoyan algunas de las ideas que compartiré sobre su serie en curso. En Petit Prince (premiada en Aylan Internacional Cartoon & Illustration Exhibition), vemos al Principito ahogado en la orilla de una playa (como en la trágica foto del niño sirio Aylan). En otra obra, varios celulares filman el estallido de una bomba nuclear.
Estas caricaturas dialogan conceptualmente con sus recientes trabajos por la sustitución, superposición y apropiación que enfatizan su tesis –de lo político– ante consciencia y desastre. No con poco cinismo y denuncia, nos dice, ¿qué pasaría si el refugiado kurdo fuera el personaje mítico de Hans Christian Andersen?, si los móviles nos dejaran ir al concierto de la guerra, ¿lo documentaríamos?
Caricaturas frente al Covid-19
Frente a sus caricaturas sobre el virus Covid-19 hallamos dispositivos críticos que toman lo (des)figurado de nuestras relaciones en este horizonte. Desde la crisis económica evidente, tenemos la “falsa” impresión de que todo se sucede en, y a través de: la risa de los memes (a veces xenófobos y machistas), la euforia de los challenges (alucinógenos), la estupefacción ante las cadenas de mensaje (“Envía este mensaje a 100 amigos, si regresa, eres la persona más amada de la tierra”).
En el calor de este fenómeno comunicacional y afectivo, me impresiona cuando las obras de Ares son un eco personalísimo de ese encadenamiento al presente permanente (las noticias duran unos segundos y él lo sabe). Se aleja del lugar común cuando percibe el efecto de la información, porque, como demostrara Rufo Caballero en El otro choteo, su mirada se construye desde códigos de estilo únicos.
En su primer trabajo #stayhome citando Viaje a la luna (Georges Méliès, 1902), el homenaje y la síntesis con la que producía sentido el axioma “coronavirus”, me impresionaron. El primer viaje a la luna, ciencia ficción emergente sobre una hazaña espacial, ahora se resume al privilegio del #quédateencasa.
Idea que se reforzaba aún más con el mar Covid-19, que recreó en Yellow Submarine. Como la revolucionaria película de animación de The Beatles (Yellow submarine, George Dunning, 1968), la humanidad se mueve en un submarino: “Sail the ship / Chop the tree / Skip the rope / Look at me”.
Debo confesar que fue la pieza publicada el 8 de abril en sus redes la que me convenció de escribir este texto. En un estornudo (a)sintomático, el hombre expulsa las redes sociales más usadas. Gotean, regurgitan y salpican los espacios “democráticos” de sociabilización (Facebook, Twitter, etc.). Ser alérgico a todo el agotamiento en el uso de esas plataformas, hace que el virus sea metáfora suficiente para representar, no la epidemia biológica, sino la epidemia humana.
Ares gunner versus Covid-19
No hay chovinismos o facilismos, tampoco exaltación de lo inmediato, son dibujos que pertenecen a la tragedia, pero están situados desde una reflexividad en calma. Esa calma es el ojo del huracán, el ambiente que ensordece en medio de la catástrofe. Podría decirse que ese terrible sosiego es (al)arma para Ares ante el 2020.
Sus dibujos se enfrentan al virus, a los poderes, a la hipocresía, al tedio, desde el ecumenismo (más allá de la idealizada pareja de John Lennon y Yoko Ono), exponen un diario particular de la crisis. Ares ha encontrado, fiel a sus principios, un proceso de interrogación sobre lo que nos está sucediendo.
Durante estos días permanezco asombrada, como la primera vez que fui consciente de qué clase de artista y ser humano era mi padre, Ares, ese asombro eterno alivia todo. Espero que sigan este diario gráfico porque se trata del único gunner en el que creo, uno que dispara con sus trazos imágenes sobre las que reflexionar más allá de nuestros ombligos, un poco más allá de nuestras narices y por el futuro que compartimos todos.