Stanley Jordan: «Estoy fascinado por saber qué es lo que dice la música cubana»
Un artista de tal nivel nos acompaña este viernes en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional. Plato fuerte reservado como parte de la 35 edición del Festival Internacional Jazz Plaza.
Cuentan que en 1985 cuando llegó a Cuba el disco Magic Touch, de Stanley Jordan, hubo todo un alboroto entre los músicos, especialmente los guitarristas. Dicen incluso que se convirtió en un disco de culto. Lo cierto es que desde entonces, en la medida en la que su discografía ha circulado por la Isla, los acólitos del jazz la han perseguido.
Solo quienes lo han visto pueden describir la impresión que causa este artista cuando tiene la guitarra entre sus manos. El tapping es su técnica particular (novedosa en los ochenta y sin dudas aún hoy sorprendente), en la que toca con ambas manos las cuerdas como si estuviera frente a un piano. Lo cierto es que Jordan descubre en vivo notas con una fortaleza y vibración que pareciera escucharse más de un instrumento.
Un artista de tal nivel nos acompaña este viernes en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional. Plato fuerte reservado como parte de la 35 edición del Festival Internacional Jazz Plaza. Una oportunidad de esas que llegan quizás una sola vez en la vida y el motivo suficiente para compartir con él unas palabras en la antesala de su presentación:
«Estoy muy feliz y emocionado de estar acá, me siento honrado y a la vez humilde porque existe muy buena música en Cuba. Yo he hecho de mi propósito en la vida ir a donde se encuentra la mejor música, y después de muchos años, mi camino finalmente me ha traído acá; así que espero que mi función pueda estar a la altura de las expectativas que tienen puestas en mí».
«El jazz es la fusión final de la música afroamericana, y esa es la explicación lógica que yo le encuentro. Pero, espiritualmente, la improvisación nos convierte, y es esa transformación la que nos ayuda en nuestra evolución espiritual. Es otro lenguaje más allá del español o el inglés, otra forma de comunicarse a través de la cual las personas se relacionan en una armonía universal, que une a músicos de todos los estilos».
«Estoy fascinado por saber qué es lo que dice la música cubana, porque encuentro que su melodía transita hacia todos los niveles: el baile, el sonido en sí, la implicación emocional. Así es como ves el corazón y las historias que se cuentan. Si a todo eso le agregas que es jazz, entonces puedes ver otro lado más intelectual, y esa integración tan interesante no tengo palabras para poder describirla».
Sobre su más reciente trabajo denominado Stanley Jordan Plays Jimi ─el cual constituye un tributo a la leyenda del rock Jimi Hendrix y del que se espera alguna interpretación en Cuba─ nos comenta:
«En el momento en que escuché la noticia de que Jimi Hendrix había muerto yo era pianista y compositor; y recuerdo mi tristeza, que fue mucho más grande que lo que esa palabra puede expresar. Fue más bien como un desespero, un ¿qué vamos a hacer ahora? Entonces pensé: «tenemos que continuar con su legado», y en ese momento tomé la decisión de aprender a tocar la guitarra. Mi meta no fue imitar exactamente a Jimi, porque el mensaje que yo entendí de él es que debes encontrar tu propio camino en la música, pero él fue mi primera gran influencia en la guitarra».
«Sin embargo no es ese proyecto exclusivamente lo que voy a interpretar, tendría que volver otra vez para hacer solo eso, pues Stanley Jordan Plays Jimi es mi fantasía, con la añoranza de que Jimi Hendrix estuviera ahí, para que viera cómo su música habría evolucionado, pues para el final de su vida, ya él estaba entendiendo el concepto de la música de jazz y colaborando con muchos artistas. En este concierto sí tocaré algo de Hendrix, pero no es lo mismo, porque cuando hice ese proyecto me acerqué a él como actor y como músico, y mañana solamente seré un músico».