¿Quieres ideas para cocinar y comer sano en Cuba?
La Lore está cocinando es una de esas alternativas ya imprescindibles para muchas personas interesadas en la comida sana. Bajo la intención de «ofrecer ideas para cocinar y comer sano en Cuba», se ha levantado este pequeño emprendimiento en La Habana. Síguele el rastro en Instagram.
Muchos emprendimientos han surgido en este último año y otros han modificado su gestión, adaptándose a las condiciones que impone la situación sanitaria. Es interesante cómo La Habana se ha sostenido desde esta red alternativa, que busca aliviar los problemas de abastecimiento que azotan al país en la actualidad.
La Lore está cocinando es una de esas alternativas ya imprescindibles para muchas personas interesadas en la comida sana. Bajo la intención de «ofrecer ideas para cocinar y comer sano en Cuba», se ha levantado este pequeño emprendimiento de manos de la joven abogada Lorena Faccio y su madre Adis Pereira Diez.
Este emprendimiento formó parte de la «Primera Feria de Productos, Servicios e Ideas», organizada por el Ingeniero y Ambientalista Yociel Marrero Báez en el espacio de Estudio 50, en noviembre del año pasado. Allí tuvo la oportunidad de extender su propuesta al gran público y recibió una buena acogida.
Recientemente, he conversado con Lorena a propósito de esta experiencia, con tal de conocerla un poco más a fondo. Quédate por aquí y sabrás de una opción que seguramente te va a interesar.
¿Cómo surge la idea de lanzarte a este emprendimiento?
Desde que comencé a hacerme cargo del hostal de mi familia, tuve la idea de hacer experiencias de cocinado. La cocina es algo a lo que siempre hemos estado ligados, por una u otra cosa. Nuestros clientes siempre quedaban muy contentos con los platos que les preparábamos, ya fuera en el desayuno, el almuerzo o la cena. Así es que comenzamos a interesarnos, más seriamente, por crear experiencias en las que pudiéramos compartir nuestras habilidades en la cocina.
En principio, nos propusimos organizar una degustación de comida criolla. Eso funcionó bastante bien. Y se convirtió en la base de lo que estamos haciendo ahora.
Con la llegada de la pandemia tuvimos mucho tiempo para cocinar y experimentar con recetas. Ya entonces había comenzado a ser vegetariana y estaba –estoy– muy interesada por la comida saludable, natural, entre otras cosas, para demostrarme que sí se podía y era factible ser vegetariano en Cuba.
Le dediqué mucho tiempo a leer y probar recetas con vegetales, y me sorprendió todo lo que aprendí. Al tiempo, mis amigas comenzaron a insistir en que abriera un perfil de recetas en Instagram, y así surgió la idea de La Lore está cocinando (@laloreestacocinando), que intenta ofrecer ideas para cocinar y comer sano en Cuba.
De inicio solo eran recetas vegetarianas, pero ahora estoy intentando vincularlo con la cocina ecológica, el slow food, que atiende más al origen de los alimentos que se consumen y permite conocer mejor todas las posibilidades de cocinado que tiene un producto común. La gente se queja de la falta de variedad y la escasez de productos, vegetales, etc., y quizá la respuesta a esto está en conocer mejor cada alimento.
¿Se puede ser vegetariano en Cuba?
Claro que sí. Pero lleva mucho trabajo. Porque tienes que preparar detenidamente cada cosa que vas a cocinar. Ahora hay muchos emprendimientos que están explotando esa opción de alimentos saludables, pero hacerlo uno, de manera individual, lleva trabajo. Sin contar con que puede ser también algo costoso.
En mi caso, por ejemplo, me preparo todo, y debo dedicarle un día entero a esto. A veces hasta un fin de semana. El tiempo se puede volver un problema, porque muchas personas no disponen de tanto. Sin embargo, organizándote puedes elaborar en un solo día todo lo que te comerás en la semana. Y estamos hablando de una dieta equilibrada, balanceada, nutritiva y sana.
¿Cómo llegaste a establecer un menú?
Al principio publicaba en Instagram lo mismo que me cocinaba cada día. A mí me interesa acercar la cocina a las personas atendiendo a la realidad, situándome en la misma experiencia de los usuarios, usando productos comunes, de fácil acceso para todos.
No partí de la idea de un menú. Eso fue saliendo solo. Cuando empecé a distribuir mis productos por el grupo de Whatsapp, contábamos con muy pocas cosas. Me di a la tarea de incrementar un producto por semana, según las demandas y necesidades de los clientes. Algo que me interesa también es no tener un menú fijo, sino prepararlo a partir de lo que encuentro durante la semana.
«No tener un menú fijo, sino prepararlo a partir de lo que encuentro durante la semana. Un menú según la estación»
Un menú según la estación. Esto lo hace más interesante y realista. Eso sí, siempre saludable. Aunque he tenido que añadir algunos productos para satisfacer también otros gustos.
¿De cuántos productos dispones ahora mismo?
Tenemos ya veinte productos. No todos los hago yo. Mi madre lleva una parte imprescindible en esto. Durante la cuarentena ella se dedicó a apoyarme en todo. Y ha sido imprescindible desde el comienzo. A mi mamá le debo todo lo que sé, me he inspirado en ella, en su capacidad de trabajo, para hacer todo lo que he hecho.
Entre las dos hemos llevado a cabo esta experiencia. Cada una aportando ideas en función de cómo mejorar más y ofrecerle a las personas mejores ofertas. Todos los productos han surgido de esa iniciativa conjunta.
¿Cuáles tienen más demanda?
La salsa de tomate, las confituras, la mayonesa, las galletas y las compotas de la línea light, sin azúcar.
Eso indica cuáles son los patrones alimenticios de la gente…
Sí. Pero también habla sobre lo que más se dificulta en las tiendas. Muchas personas recurren a estas alternativas para encontrar lo que está desaparecido del mercado común.
Háblame de la opción de los desayunos…
Los desayunos son hijos de aquellos desayunos que preparaba en el hostal.
Llega febrero y quise hacer algo diferente, por la fecha de San Valentín. Alguien me encargó como regalo familiar un desayuno a domicilio. Y pensé: si esta persona me lo está pidiendo, quizá hay mucha gente que le puede gustar esa idea.
El gran problema era cómo hacer llegar los desayunos, cuando fueran varios pedidos en distintos puntos de la ciudad, en una hora prudente. Porque es un hecho que el desayuno tiene sus horarios, y además, debía ajustarme a la hora que me pedía el cliente. Eso me llevó a pensar en mensajeros, en contactar con alguna empresa que pudiera cubrir el servicio. Pero esta última opción encarecía demasiado el servicio.
Al final nos decidimos a hacerlos nosotras. Y enviamos algunos en bicicleta. La experiencia fue maravillosa y decidimos adoptarla como parte del negocio. Ahora mismo funciona bastante bien.
¿Cómo ves tu emprendimiento en el futuro? ¿De qué manera lo harías funcionar?
Me gustaría tener un local. Un espacio donde pueda vender productos para llevar o consumirlos en el sitio. Me encantaría poder dispensar ciertos productos a granel, poder prescindir del envase, la etiqueta… Que la gente pueda llevar su propio recipiente y obtener el producto del día. No quisiera utilizar plásticos, ni cristales. Deseo que todo sea ecológico, en beneficio del medio ambiente.