Fernando Pérez: “La Habana ha sido un personaje más en mis películas”
Una increíble vista de toda La Habana convive con él. Esta Habana es tan suya que no le permite distanciarse de ella. No le basta con apreciarla desde la altura de su apartamento del piso 15 en el edificio que todos conocen con el sobrenombre de “Fama y Aplausos” (donde viven varios artistas y personalidades de la cultura), justo en la intersección de las calles Infanta y Manglar. Diariamente la atraviesa por el alma, sus vericuetos y sus avenidas.
Es Fernando Pérez Valdés, el habanero director de cine, con una trayectoria de más de medio siglo vinculado al arte cinematográfico. Un hombre extremadamente sencillo que promete siempre volver a filmar en La Habana, tomarla como set de rodajes por excelencia para crear obras imperecederas donde una ciudad muta como personaje protagónico, a veces sin quererlo.
Con motivo de las celebraciones por los cinco siglos de La Habana, El Premio Nacional de Cine 2007, concedió una entrevista a VISTAR donde comparte su visión sobre la ciudad, la relación con su obra, el estado actual del arte en Cuba, la contribución del cine al mejoramiento de nuestra realidad y nos actualiza sobre en qué fase se encuentra su proyecto cinematográfico más reciente.
El director de filmes icónicos del cine cubano como Clandestinos (1988), Madagascar (1994), Suite Habana (2003), entre muchos otros, nos comenta sobre el barrio de la capital donde vive y cómo el contexto de un artista puede influenciar su obra: “Resido justo en el límite de Centro Habana y el Cerro. Viví toda mi infancia y parte de mi juventud en Guanabacoa, en el barrio de la Ceiba. Cuando me casé, me moví a Playa y luego a Marianao, siempre en barrios muy populares. Y ese contexto ha sido –y es– la fragua que moldea, acrisola y funde la existencia de mis películas”, detalla Fernando.
“Creo que La Habana ha sido un personaje más en mis películas porque sus protagonistas son los habaneros –y lo que digo no es un juego de palabras–. El verdadero rostro de una ciudad son los diversos rostros de sus habitantes que con sus conflictos, sueños y contradicciones revelan e iluminan su alma”, precisa Pérez.
“Quizás el Malecón se ha convertido en el espacio que más he filmado por dos razones: el abrazo de la ciudad con el mar y los diversos comportamientos de los habaneros en ese espacio mágico”, señala el artista multilaureado en los festivales de cine por el mundo.
Ante la interrogante sobre qué lugares de la ciudad le gustaría grabar y aún no ha podido, el autor de La vida es silbar (1998), asegura: “La Habana toda es un gran escenario cinematográfico: tengo una abultada lista de locaciones que algún día filmaré. También trato de filmar lugares emblemáticos antes de que lamentablemente desaparezcan por alguna razón (deterioro, ruina, desidia). Así lo he hecho con las torres de la termoeléctrica de Tallapiedra, las columnas de la Calzada de 10 de Octubre, varios balcones de la calle Monte”, nos cuenta.
Con esta preocupación por su ciudad, Fernando Pérez considera que el mejor homenaje por este cumpleaños 500 es que todos sus habitantes podamos “aprender a cuidarla en el día a día y no sólo en los festejos y fechas conmemorativas”.
Cabe entonces preguntar la opinión del reconocido cineasta sobre cuánto le debemos los habaneros y los cubanos al hombre que ha dedicado su vida al desarrollo de la urbe, Eusebio Leal. “Le debemos el mismo amor con el que él ama a nuestra ciudad: un amor que debe traducirse en cuidado, preservación, cultura, porque gracias a ese amor -que Eusebio ha mantenido encendido contra viento y marea- La Habana ha restañado sus heridas y preservado su espiritualidad”, expresa el director.
La confianza del emblemático artista en los más jóvenes es enorme. Al preguntarle sus consideraciones relativas al estado actual del arte en Cuba, Pérez expresó: “La energía creadora en Cuba es un manantial inagotable e indetenible. Ninguna circunstancia, ninguna precariedad, ninguna contingencia puede eclipsar su combustión siempre renovada y ahí está la obra de los jóvenes para demostrarlo”, nos asegura el también documentalista y escritor.
El hombre que atesora miles de planos en su obra, nos ilustra que el cine puede contribuir al desarrollo y mejoramiento de nuestra realidad “mostrándola en toda su complejidad y contradicciones, con sus diversas luces y sombras y no a través de miradas reductoras que traten únicamente de idealizarla o criticarla”.
Riquimbili es el proyecto fílmico más reciente en el que Fernando está trabajando. Una película de humor negro, género que nunca ha realizado y le motiva muchísimo, nos dice. Aunque, nos esclarece, que hasta el 9 de noviembre no sabrá si se le fue otorgado el financiamiento para producirla.