
Entrevista con Cimafunk, el artista del año
Cimafunk es la nueva sensación de la música urbana de fusión en Cuba y ha sido abrazado por sus fans en comunión catártica. Sus estribillos tan endiabladamente pegajosos te asedian sin misericordia.
Esta es la historia de un muchacho que llegó de Pinar del Río a La Habana para encontrar su verdadera vocación: la música. Sobre los vericuetos de una carrera insólita que ha quemado etapas en un tiempo muy corto y los planes del nuevo disco, conversó Erik con VISTAR.

Supongo que a esta altura ya estés acostumbrado a dar entrevistas
Sí, pero calienta, calienta… que esto es una cosa violenta.
Cuando Cimafunk se presentó en FAC el espacio que le quedó chiquito, a pesar de estar concebido para más de mil personas. “El concierto de Fábrica estuvo violento. La cola daba la vuelta y nosotros no podíamos ni entrar. Yo quería tocar en la calle o hacer alguna otra cosa loca. Me dio un subidón sabroso”, nos dice.
Desde que lanzaste tu primer disco en solitario estás pegadísimo, tus canciones están en boca de todos, abriste el desfile de Clandestina, cantaste junto a Will Smith y durante el Festival Internacional de Cine de Gibara fuiste invitado al escenario por el mismísimo Fito Páez. Cuéntanos ¿cómo te lleva la fama?
“Es una sorpresa rara. Me cuadra y veo normal que la gente se aprenda los temas pero al mismo tiempo no lo disfruto así, a full, como yo pensé que disfrutaría esto. En la práctica, no paro de trabajar porque cada vez quiero generar más ideas, hacer más cosas. Entonces la fama, yo no sé, a la hora del cuajo es otra cosa. Todavía no he visto a nadie desmayado por ahí cuando me ve. Unas tipas me tiraron unos ajustadores una vez, pero normal, no he visto todavía nada fuera de control”.
La chispa y la cercanía parecen ser claves del éxito en sus temas adictivos que han conectado con el público joven y no tan joven. Eso y que es una propuesta diferente en nuestro país. Según explica el artista, su música bebe del funk y el soul con el mismo que fervor que de ritmos cubanos como el son, la timba, la trova y el bolero.

A Erik se le torció el destino cuando tenía 21 años y decidió que la medicina definitivamente no era lo suyo. “Lo que estaba haciendo tenía que ver con salvar o matar gente y…uff esa talla no cuadraba”, nos comenta. Entonces, sin pensárselo dos veces este joven de un pueblito rural en las afueras de la ciudad de Pinar del Río llegó a La Habana a probar suerte.
Empezó a tocar a puertas con la soltura que lo caracteriza, primero a su coterráneo, el cantante Raúl Paz, quien le ofreció trabajo como corista. Luego estuvo vinculado a las agrupaciones de Hoyo Colorao, Liuba María Hevia, David Torrens, Ray Fernández, Interactivo y Los Boys. Fue la experiencia de participar con estos músicos de caminos y sonoridades tan diferentes lo que ayudó a formar el concepto Cimafunk.
“Mi pincha actual es una traducción de todos esos momentos que viví, de toda la música que hice y que consumí. Interactivo fue una escuela y lo sigue siendo. Luego con Los Boys tuve mi primer choque con el funk y la producción musical. Ahí fue donde adquirí velocidad para componer, producir y comenzó a germinar la idea de formar un grupito. Después de esa experiencia concreté Cimafunk. Ahora me siento convencido de mí mismo, ya estoy en el camino de descargarme, de saber que a la gente le gusta lo que hago”.

¿Te preocupa que el álbum Terapia no lleve el sello de una discográfica cubana?
“En absoluto. Si llegara una disquera con interés de producir mi disco bajo mis términos igual estaría bien. Eso sí, que nadie venga a cambiar mi discurso. El no tener una disquera no significa un drama para mí”.
Cimafunk ahora prepara su segundo round al tiempo que intenta mantener su identidad. Erik conecta con el público de una manera diferente y lo diferente ya no asusta tanto en Cuba, incluso, se agradece.
“La escuela es importante pero no es lo principal. Yo no sé casi nada de música. El disco lo hice poniendo todo de oído en la máquina. La música es un arte libre y muchísima gente que ha triunfado en ella le ha faltado educación musical. Benny More no venía de la escuela, James Brown tampoco, B.B. King trabajaba en el algodón, Arsenio Rodríguez era un guajiro que tampoco había estudiado. A todos ellos les venía la cosa del corazón. Hacían música desde el alma, porque esta es una traducción de tu vida, de tu experiencia, de tu concepción pero para la producción del próximo disco quiero ponerme a estudiar un poco de guitarra y de armonía”.

¿Qué novedades podrá encontrar el público en este próximo disco?
“El próximo disco ya está en producción y yo diría que es un paso más pensado y un proyecto más concreto. Claro, manteniendo siempre la espontaneidad y la sabrosura. Quiero darme gusto haciéndolo. El groove viene más serio en esta nueva producción, más afro Cuba, más eléctrico, más bailable y los textos más underground en cuanto a las estructuras. El nuevo disco, que todavía no tiene nombre, viene en una talla loca pero aun se demora, quizás esté listo para finales del año que viene. Por ahora estoy trabajando en unas colaboraciones con Nube Roja, David Blanco, Descemer y Real Project”.
Profesionalmente hablando, ¿dónde te ves dentro de diez años?
“Uno de mis sueños es tener una pequeña productora musical con varios amigos para poder producirle a mucha gente aquí en Cuba, sobre todo a niños. Hacer música con chamas y música con viejucos también, esos de la Habana Vieja, coger a toda esa gente y meter cosas muy locas”.

¿Y si te vuelves muy famoso, perderías la humildad?
“¡No sé mija, imagínate tú! Yo quiero seguir gozando de mi vida, igual tengo varios amigos alertados para que en cuanto vean que me empiezo a marear, me tranquen en un cuartico y me den TERAPIA psicológica”.
¿Temes que tu música pierda la pegada?
“Ni siquiera me he puesto a pensar en eso. Cuando te metes en ese canal todo empieza a cambiarte, empiezas a trabajar con una onda predeterminada que se lleva todo lo que vale. Quiero que la gente me escuche para seguir haciendo cosas. Cada vez voy reafirmando que estoy en el camino correcto. Porque… mija, eso de estar nervioso por mantenerte pega’o, es tremenda candela”.