
Claudia García: «Disfruto cada momento»
Esta es una historia más larga que este espacio. Y se ha tejido tras bambalinas, en salones de ensayo, o en espacios alejados de los teatros y tabloncillos. Claudia es la misma niña que conocí hace varios años, a pesar de las crecientes y bien ganadas responsabilidades artísticas que hoy asume.

A esta jovencísima bailarina la sigo desde sus años de estudiante en la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso de La Habana. Hoy, para mi alegría, ha conquistado el escenario y ha hecho suya la magia de la danza a través de su cuerpo.
Claudia García es hoy, una de las principales promesas del Ballet Nacional de Cuba y, ojalá, siga dando de que hablar para bien.
Viene dando guerra desde los tres años, y qué bueno que Diana, su madre, no desistió en ese empeño. “Yo era muy tímida. En mi familia no hay antecedentes de bailarines, pero les gusta mucho. El ballet me cautivó enseguida. De niña me cautivaron las historias, los virtuosismos técnicos y esa intrigante magia de poder pararse en puntas de pie”.
La vida de un bailarín no es color de rosa. Es muy fácil ir al teatro como espectador una noche, observar, aplaudir, criticar, y regresar a casa.
“Comienzo muy temprano en la mañana con mi clase de ballet en la sede de la compañía, para continuar con los ensayos que tenga programados para cada día. Además estoy cursando la licenciatura en el Instituto Superior de Arte. Llego a casa cada día a las 10 pm para intentar descansar o seguir trabajando”, nos cuenta. Para desmitificar tambien nos cuenta de su pasión por las series, salir a caminar o disfrutar en familia.

A Claudia, en poco tiempo, y por contextos ajenos a esta conversación, le ha tocado asumir, por mérito propio, roles de vital importancia en un ascenso meteórico en la compañía que hoy dirige artísticamente Viengsay Valdés, bajo la guía de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.
“Estudiarlos te hace plantearte seriamente la responsabilidad que te espera. Es un proceso que nunca termina, pero es muy útil para ir encontrando nuevos matices a los personajes. Primero me documento del argumento, los coreógrafos, los compositores y de los bailarines más destacados en esa interpretación que me interesa. Lo que resta es con el espejo en el salón junto a mi ensayador”.
De Kitry a Odette/Odile, esta bailarina ha venido probando el sabor dulce en sus estrenos, con elogios del público y de la crítica por un depurado trabajo en los caracteres y en los detalles.
“Desde mis tres años pensaba: si algún día bailo Odette…si algún día bailo Odile…Y de repente un día estás frente al espejo de tu camerino poniéndote el adorno de plumas en la cabeza y piensas todo lo que ha pasado de estos 19 años desde que empezaste en el ballet, y que te colocó ahí dentro de esos vestuarios. La responsabilidad pesa en los hombros cuando realmente esta oportunidad te importa. Por eso es el mejor regalo que puedes dar y recibir. Y entonces es cuando se convierte en un sueño hecho realidad».

Algunos pudieran cuestionar su juventud para asumir estos roles protagónicos del repertorio clásico cubano, y atreverse además, con obras más contemporáneas. Sin embargo asegura: «me siento preparada físicamente para asumir estos roles porque la preparación intelectual se va adquiriendo con el estudio de los personajes. Al principio uno tiene sus dudas. ¿Me quedará bien? ¿Podré hacer este paso? ¿Al público le gustará? Y todo eso se va olvidando cuando comienzas los ensayos y te encariñas con el personaje y lo haces tuyo. Te das cuenta de que si lo disfrutas todo saldrá bien y los demás tambien disfrutarán. Así me ha pasado hasta ahora. Creo que como toda debutante me falta experiencia que me ayudaría a pulir y perfeccionar cada paso. Entonces estudio, aprendo de todos e intento mostrar una versión sincera de cada personaje».
¿Cómo crear un personaje propio, tras haber estudiado tanto el de otros?
«Eso es una buena pregunta y es una de las ambiciones que más perseguimos las bailarinas. Considero que para esto es importante la labor del ensayador. A veces uno llega con ideas al salón de lo que vio en videos, pero es importante tener a alguien que te diga lo que es mejor para uno. Entonces empiezas a tomar lo mejor de cada bailarina que te inspira e inconcientemente se va ajustando a ti el personaje. Cada cuerpo es diferente y creo que aunque se haga el mismo movimiento nunca se verá igual. También es importante saber tus potencialidades como bailarina y saber incorporarlas a la coreografía en el momento oportuno».

¿Cuán importante es el ensayo para ti?
«Es uno de los viajes más lindos. En el ensayo es donde fijas la técnica y creas los reflejos para que cada paso salga perfecto. Cuando llegas al escenario es el momento de bailar y no pensar en más nada. Esos minutos de presentación son donde olvidas cuántas horas al mes dedicaste esperando ese momento y disfrutar es lo único que importa».
¿Cómo asume Claudia el elogio?
«Estoy muy feliz por la acogida del público. Muchos me han dicho lo orgullosos que están y no hay mayor placer. Todas las felicitaciones que recibo son lo más gratificante después del esfuerzo realizado. Siempre quedan «peros» que mejorar y tantas opiniones como espectadores en el teatro pero lo más importante, como ya te dije es disfrutar. Y eso sí te puedo asegurar que no me falla».