Bosques, o cómo restaurar la fe
Le había perdido un poco la fe al teatro hacía tiempo. La última vez que fui salí decidida a darle un tiempo. Supongo que en ese período de alejamiento me perdí cosas buenas, pero igual fui como con miedo a ver Bosques.
Con cierta desconfianza llegué al teatro Ludi el domingo a las 7:00 p.m.; ya había gente haciendo cola. Un lugar pequeñito y que no se parece a la sede de un teatro salvo por los carteles enormes que anuncian la obra. Dos horas dura Bosques, dos horas en las que se restauró mi fe. Es un obra desgarradora, sí, no podía ser otra cosa con la historia que cuenta, pero el mensaje es esperanzador.
Bosques, (que se estará presentando todos los viernes y sábados a las 8.30 pm y los domingos a las 7 pm, durante en el mes de junio) deviene la tercera obra de la tetralogía La sangre de las promesas, del autor canadiense-libanés Wadji Mouawad, y que Ludi Teatro hace suya con total respeto y fidelidad. La puesta en escena estuvo a cargo de Miguel Abreu, el director de la compañía.
Con una movilidad escénica orgánica, la puesta nos lleva por la historia de siente generaciones de mujeres que se encuentran unidas por la sangre: sus amores y desamores, sus tristezas y dramas, sus trágicos destinos; a la vez que terminan siendo suerte de símbolos de la Historia con mayúscula, de esos acontecimientos que marcaron el devenir del siglo XX. Sus historias son también La Historia, sus búsquedas son las de todos nosotros.
La actuación es buena, pero en particular me conmovieron las intervenciones de Giselle González tanto en su interpretación de Amada Lambert, como de Odette Keller y de Grisell de las Nieves Monzón en la piel de Leoni y de Sara Cohen. Lograron hacer de las agónicas voces de las mujeres que interpretan las suyas, y un poco también las nuestras.
“¿De qué manera nuestro pasado masacra el presente que ahora somos? Es la respuesta a esta pregunta la búsqueda planteada en Bosques. También podría ser la historia de cualquiera de nosotros, de aquellos que hemos perdido a alguien, de aquellos a quien nos han arrancado algo, de aquellos que hemos hecho promesas o que nos han abandonado de alguna forma. Se trata, de una historia profunda, bella, rabiosa y llena de ese misterio del que nutrimos nuestra existencia y que buscamos incansablemente durante la vida”.
Gracias Ludi Teatro por poner en escena este tipo de teatro, gracias por serle fiel a la obra, gracias por restaurar la fe.