Artistas cubanos se lanzan en el mercado de arte en NFT
Esta semana el fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini se ha convertido en uno de los artistas cubanos que pone en subasta una obra en NFT.
Al iniciar la puja de la tercera edición de Hotel Habana en 1.6 Ethereum (aproximadamente 2550 dólares), el artista caminó por la alfombra roja de los Non Fungible Tokens (NFT) y se colocó en medio de esta explosión que vive el mercado del arte.
La obra, actualmente en subasta en la plataforma OpenSea por el plazo de una semana, en menos de 24 horas ya tenía confirmada la primera puja.
“Hotel Habana nació en mis sueños, pude verlo. Entonces podía tocarlo con mis manos durante casi un año, primero con mi cámara y luego con largas horas en el ordenador para moldearlo (…) Hoy el Hotel Habana se convierte en un NFT y alcanza este nuevo universo de arte. Gracias por ayudar a este edificio a viajar y crecer”, ha dicho Bianchini desde su Instagram (@gabrielguerrabianchini).
Con Hotel Habana, el fotógrafo apuesta por una nueva posibilidad para los artistas cubanos al monetizar su obra como un NFT. Es una invitación a formar parte de esta revolución digital que está cambiando las vías de comercialización del arte en el mundo.
Al mismo tiempo muestra que es posible abrir una brecha en el muro para que los artistas accedan al mercado libremente.
¿Qué es un NFT y cómo funciona?
Pero vayamos por partes, ¿sabemos lo que es un NFT?
Un NFT o Non Fungible Token es un token criptográfico que representa algo único. Es un formato de archivo electrónico basado en tecnología blockchain, al igual que las criptomonedas.
En español, un Token No Fungible es un activo no intercambiable que posee información adicional única. Esto los hace contrastar con las criptomonedas que también usan tecnología blockchain, pero sí son intercambiables entre ellas como cualquier moneda física.
Una de las cualidades que hace único y novedoso a un NFT es que al adquirirlo estas comprando un certificado de autenticidad con un rastro imborrable en la blockchain. Es decir, compras el camino recorrido por la obra desde su creador hasta el comprador o compradores, a diferencia de un cuadro o una escultura donde esto es imposible.
Compras una imagen o un objeto, y de paso, compras también su historia
Además, el artista puede vender su obra y seguir percibiendo beneficios. Puede decidir, por ejemplo, cobrar el 10% de las ventas posteriores de su propia obra, algo que no puede ocurrir fuera del mundo digital.
Otro atractivo que aumenta la exclusividad de la pieza adquirida por el coleccionista es que se puede vender a través de un NFT la obra en formato físico.
Esta revolucionaria tecnología en el arte digital ha comenzado a hacerse popular desde hace poco tiempo, aunque existe desde 2017. Tomando a Twitter como plataforma central para su estrategia de marketing, los NFT se están anunciando al mundo. Aunque también ya en Clubhouse se está originando una fuerte comunidad, cuyo objetivo es difundir el novedoso valor del NFT.
Sin ir más lejos, el pasado 18 de febrero fue vendido el meme Nyan Cat en Internet, con un valor en criptomonedas de 580 000 dólares.
Otro ejemplo de esta explosión del arte digital es el artista Beeple y su obra Everydays: The First 5000 Days, subastada por la casa Sotheby´s en nada menos que 69 millones de dólares.
¿Cómo fue posible esto?
Gracias a los NFT, que están transformando de una manera impensable el mercado del coleccionismo artístico.
Los productos o bienes culturales que hasta el momento circulaban por las redes de manera gratuita (fotografía, videos, memes, música) ahora se pueden monetizar.
Incluso las galerías están haciendo exposiciones digitales, en salas virtuales donde ya se pueden adquirir las obras como NFT con ethereum. Esto abre todo un universo de comercialización de arte, al cual se están sumando muchos artistas.
Arte cubano y NFT
Para un artista desde Cuba, crear un NFT y lograr venderlo ciertamente puede ser difícil, pero no imposible. A través de los VPN se puede acceder a las plataformas de venta de estos.
Además, para pagar el GAS (impuesto para realizar la venta de la obra) es necesario adquirir ethereums, la criptomoneda más utilizada en este mercado. Los ether se pueden encontrar, por ejemplo, en Qbita Exchange y Cubaxchange, plataformas para la compra-venta de criptomonedas desde donde se enviarán a una wallet (monedero electrónico) en tu móvil.
Los NFT pueden iniciar un cambio para los artistas cubanos, pues el blockchain es una de las tecnologías más democráticas que existen en Internet. Esto significa que no están centralizadas en ninguna plataforma, sino que se encuentran repartidas en miles de usuarios por todo el mundo.
Al acceder al mercado sin los mediadores tradicionales se abre un universo de posibilidades para nuestros creadores. La descentralización puede traer un cambio en el discurso estético, así como una relación distinta con las instituciones estatales.
La apertura de un nuevo mundo
Para los cubanos un NFT significa la apertura al mundo. Bianchini es un ejemplo con la subasta de Hotel Habana, pero no es el único.
Nombres como Alejandro Piñeiro Bello, Liz Capote, Yolanda Santa Cruz, Darien Sánchez, Fabian Gonzales Escobar, Adrián Fernández, Paola Fiterre, Alejandro González, José Ángel Nazabal, Marlon Portales y Carlos Vilá ya están en las redes mostrando su obra como NFT.
Sin embargo, el artista cubano que se ha insertado en el más alto nivel de esta movida mercantil es Raúl Cordero, quien ya cotiza su obra en NFT desde Nifty Gateway, plataforma líder a nivel global.
Estamos siendo cómplices de un proceso novedoso, que rompe determinados patrones establecidos en cuanto a lo que significa adquirir una obra artística. La buena noticia es que nuestra Isla no se encuentra alejada de esta realidad que está cambiando esquemas y revolucionando la movida el arte a nivel mundial.
Bianchini, por su parte, ha anunciado que piensa extender la cadena de artistas cubanos dentro del mercado de NFT. Para ello, usará una parte de la suma pagada en subasta por su pieza, para pagar el impuesto correspondiente (GAS) que se le impone de entrada a las obras que buscan situarse en este mercado. De modo que el fotógrafo contribuirá a la entrada de más artistas en esta nueva burbuja de mercado virtual.