América Valdés, una cubana que respira arte (+Entrevista)
Todos conocemos al actor cubano Alexis Valdés y, aunque usualmente lo relacionamos con la rama del humor, algunos sabrán que su talento salta con facilidad esa barrera. No sería una sorpresa que su hija, América Valdés tuviese un exitoso futuro en el mundo del arte. Hoy es una it girl ya tiene 16 años y un afán que cosecha desde niña, tanto por el canto como la moda. Sobre el despertar profesional de una carrera que avanza a pasos agigantados, conversó con VISTAR.
Es difícil toparse hoy con artistas jóvenes que sean capaces de desdoblarse en más de una faceta expresiva. América, una de esas criaturas raras, es ella de cuerpo entero, cauta ante el agresivo y competitivo mundo del arte. Mientras, se prepara y espera su oportunidad para hacer una música que trascienda.
“Desde pequeñita tengo un don para las artes. Yo tuve el lujo de ser criada por unos padres que me impulsaron a explorar todos los medios, así que hay mucho de eso en mi infancia. Empecé a escribir canciones a los tres años y todavía conservo esas primeras grabaciones”.
Nos cuenta que siente, piensa y respira arte. “No puedo, ni por un segundo, dejar de ver el mundo de una forma que no sea con ojos artísticos. Todo lo que me pasa y todo lo que veo lo interpreto de esta manera. Siempre estoy metida en mi cabeza, siempre creando”.
Ahora está convencida de que la música es su línea artística de preferencia. Cuando se le preguntan acerca de si concibe un futuro profesional en este campo no duda al responder: “Me encantaría dedicarme a la música profesionalmente y ahora estoy muy enfocada en eso. Intento abrirme muchos caminos con diferentes medios artísticos para facilitar mi introducción en este mercado”.
América asistió a un colegio de música y está agradecida de haber recibido esa formación académica, entiende que para triunfar hay que aprender y esforzarse mucho. Confiesa que ha escuchado demasiada buena música como para poder categorizarse o compararse con un solo artista. Sus influencias van desde clásicos del jazz, como Ella Fritzgerald y Frank Sinatra, hasta músicos cubanos como las Ibeyis y Omara Portuondo.
La moda es otra de las aristas con las que se identifica y se convirtió en la diseñadora más joven de Miami. Con solo seis años sacó al mercado una línea de ropa para niños junto a la diseñadora cubana Ondaya y ahora lleva una de zapatos personalizados: Shop American Made.
“Es un juego y el más divertido que hay. No estoy atada a ningún look, y me hago cada vestuario, pero detrás hay siempre un personaje y creo que esa debe ser la influencia de actores que tengo. Eso sí, me encanta todo lo vintage y muchas veces mis vestuarios se basan en alguna actriz italiana de los cincuenta, pues esas cosas me fascinan. ¡Tener un solo estilo me aburriría demasiado!”, comenta.
Asegura que no lo hace solamente por el dinero, sino por el placer de la creación. Sus artículos han tenido tal demanda que tuvo que abrirse una cuenta en Instagram para que le pudieran hacer los pedidos. “Por eso abrí la tienda y también porque soy diseñadora, siempre me ha gustado coser y hacer cosas con la ropa: restaurarla, hacerla diferente y original. Así que voy a seguir con la tienda para también ampliarme al diseño de prendas y no sé si accesorios”.
Cuando le preguntamos sus sueños por cumplir contestó: “Me encantaría regalarles dos cosas a mis padres, como unas gracias por todo lo que me han dado. Regalarle a mi mamá un lugar en la Plaza Santana, en Madrid, que ahora mismo es un estudio de arte. Hace años ella me dijo que le encantaba ese espacio y me encantaría regalárselo para que viva ahí, en su ciudad, que es su hogar y tanto ama. Lo segundo, regalarle a mi papá una casa en Cuba cerca del mar para que él pueda ir cuando quiera. El último sueño es hacer arte que importe. Hacer algo histórico”.