Un cubano en las pasarelas de Jean Paul Gaultier (+Entrevista)
La habilidad de triunfar sobre las pasarelas internacionales y conquistar el lente de cualquier fotógrafo es algo que Lázaro, un cubano radicado en París lleva arraigado. El éxito de su carrera no se detiene.
Las casas de moda más prestigiosas, entre ellas JP Gaultier, Dior y Hugo Boss, lo desean como uno de sus testimoniales. De amante de lo fashion a top model consumado, Lázaro Cuervo Costa comenta con VISTAR sobre qué sustenta su carrera y la pasión que siente por los estilismos.
De manera fortuita se topó con Jean Paul Gaultier, uno de los grandes de la moda parisina, a la salida de un cine. A partir de ese momento, el creador ganó una musa y Cuervo, un pase libre a este escenario tan competitivo de las pasarelas.
“Esta experiencia fue y es súper genial para mí. Trabajo para Jean Paul Gaultier desde el 2006, aunque he sido modelo en París desde los 18 años. En Cuba había hecho algunos trabajos pero eran muy diferentes“, afirma Lázaro quien, con 35 años de edad, ya cuenta con un notable currículum como modelo, bailarín y coreógrafo.
Para Lázaro, un buen modelo debe ser universal y adaptable, dispuesto a sentirse cómodo tanto en la pasarela como en una sesión fotográfica. Sin dudas, su espectacular figura de ébano se impone sobre el escenario en el que aparezca. No por gusto, hace unos años dejó más de una boca abierta cuando bailó desnudo en el concurso La meilleure danse, transmitido por la televisión francesa.
“Vivo desatado de mi imagen. Claramente es importante en mi carrera y me ha permitido llegar lejos pero no es relevante para mí. La mantengo por mi estilo de vida. Soy vegetariano y también la danza que empecé desde muy pequeño me ha permitido tener un buen físico. Además, mi mestizaje es una gran ventaja y mentalmente estoy de acuerdo conmigo mismo”, asegura.
Considera que se encuentra en un buen momento de su carrera, donde ya ha adquirido experiencia para realizar todos los retos que se le presenten. Nos cuenta que poder clasificarse en esta industria requiere de una personalidad y autoestima muy fuerte.
Finalmente, al preguntarle a Lázaro sobre sus planes futuros, la parquedad de su respuesta demuestra que, a pesar de la fama, la vida le ha enseñado que nuestro destino es un acertijo, donde todos somos juguetes de lo impredecible: “No puedo saber, cada día aporta una nueva aventura”.