7 preguntas a Manuel Calviño sobre el coronavirus en Cuba
En 7 preguntas, Manuel Calviño explica a VISTAR desde la psicología sobre el impacto del coronavirus en Cuba y sus consecuencias a corto y largo plazo.
1. ¿Cuáles han sido los primeros signos del impacto social y psicológico del coronavirus en Cuba?
Es difícil de responder. Las cosas van sucediendo en paralelo. La población cubana es heterogénea en muchos sentidos, por eso desde la percepción de riesgo, hasta las manifestaciones de desajustes adaptativos, están muy marcadas por las diferencias en las vulnerabilidades.
En cualquier caso, de las primeras manifestaciones que registramos está el temor al contagio, que luego se fue incrementando con la falta de responsabilidad de algunas personas que no respetan el aislamiento, incluso poco respetan las medidas de protección. Este temor se vive con ansiedad, angustia, percepción de estrés, tensión. Aparecen dificultades para conciliar el sueño.
El aislamiento suma otras reacciones. El asunto de la convivencia sostenida por días en el mismo espacio físico. Los niños a tiempo completo en casa. En algunos casos aumento de la ingestión de bebidas alcohólicas. El aburrimiento sale con el devenir del aislamiento, las sensaciones de vacío, de embotamiento. Las preocupaciones por familiares no convivientes. Estas cosas tienden a ser las mismas que se reportan en todo el mundo.
Ahora ya está emergiendo la preocupación por el re-comienzo. Los muchachos y la escuela, los jóvenes que ingresarán a la universidad. Ya algunos colegas reportan que aparece el “síndrome de la cabaña”: “prefiero quedarme en casa”. Lo psicológico no es un reflejo especular, idéntico, de la realidad. Tomando una vieja sentencia: es la realidad, pero traspuesta y traducida en la cabeza del hombre. Es la realidad subjetiva.
2. ¿Qué tipo de preocupaciones han comenzado a emerger para la comunidad psicológica?
En la comunidad psicológica la pandemia ha tenido un impacto favorable a nivel operativo. Se ha convertido en un motor que ha activado la extensión de las metodologías, el uso de dispositivos, las formas de hacer nuestro trabajo. Es cierto que casi coincidiendo con la pandemia llegó el acceso a
internet por datos móviles. Porque de lo contrario no hubiera sucedido lo que está sucediendo.
Hoy el uso de redes sociales, plataformas interactivas, páginas web, etc. forma parte de la actuación de psicólogas y psicólogos en todo el país. Y con esto hemos multiplicado exponencialmente nuestras posibilidades de estar junto a las personas en cualquier condición y momento. WhatsApp, Telegram, Facebook, páginas web institucionales y personales, son ahora comunes en nuestro ejercicio profesional, y esto llegó para quedarse y extenderse. Ha sido un reto, hemos estado haciendo y aprendiendo al mismo tiempo. Pero la experiencia ha sido muy favorable.
En los psico-grupos de WhatsApp han recibido el beneficio del contacto profesional más de 13 000 personas. Y eso solo constituye una de las variantes utilizadas. La televisión y la radio nos han abierto sus puertas, y realizamos un intenso trabajo de orientación a la población.
El coronavirus en Cuba y las relaciones de pareja
3. ¿Qué impacto cree que pueda tener el coronavirus en las relaciones de pareja?
El mejor, sería un aprendizaje de hacer sostenible la relación de pareja en la distancia física. De hacer vivir el vínculo afectivo, amoroso, en la distancia física. Siempre han existido situaciones que provocan la distancia física en la pareja. Muchas veces con efectos negativos. Pero nunca antes han existido tantas condiciones para no perder el vínculo, a pesar de la distancia.
Centenares de canciones, poemas, escritos, hablan de “el amor en la distancia” y la sensación de cercanía que el amar produce en esa situación. También los efectos de falta, “te extraño”, etc…. “contigo en la distancia estoy”. Pero hoy las condiciones son otras. Hoy estamos video telefónico de por medio, viéndonos cada vez que queramos.
El otro asunto es en la cercanía misma. Pero ya el SIDA nos enseñó que el asunto es protegerse. La protección en el amor, es protección del amor. No me imagino un beso con nasobuco puesto. Pero la protección, la higiene, los cuidados de trasmisión, esos sí que se insertarán en las relaciones humanas en general. Y con alguna flexibilidad, en las de pareja.
Siempre pensamos que la pareja es confianza. Pero aprendimos que la confianza es más confianza con protección. Me gustaría pensar qué va a suceder con todas las relaciones de pareja. Pero creo que sucederá menos con las “relaciones de baja intensidad” (circunstanciales, de corta duración, tipo “descarga”, etc.) Lo que supone que hagamos un llamado importante.
La protección es hoy un acto consustancial con el amor. Es un acto de amor… en cualquier condición, para cualquier relación. Desde el amor propio (la autoprotección) hasta el amor compartido (la protección responsable). Desde hace mucho tiempo, el amor es cuidado. Cuidar a la pareja. Cuidarse uno mismo. Cuidar la posibilidad de que el amor siga
existiendo.
4. ¿Qué nuevas modalidades de relaciones de pareja podrían emerger como consecuencia del aislamiento social a causa el coronavirus en Cuba?
No me lo imagino. Es que ya hay parejas de todo tipo… (bueno, seguramente el tiempo nos traerá nuevas). Creo que fue la lucha, y sigue siendo, por los derechos de los gays y las lesbianas, y luego por todo el movimiento LGBTQ+, lo que produjo una ruptura epistemológica esencial y enriquecedora en el concepto de pareja.
Porque no se trata del derecho de uno u otro tipo, sino la esencia misma de lo que es una pareja. Entiéndase los vínculos de afecto, emocionales, los compromisos, el compartir, etc. De modo que ya no habrá “nuevas parejas”, sino manifestaciones múltiples de la vida en pareja. Cambiarán quizás “la intensidad” y el significado de los componentes de la noción de pareja. Pero el camino ha sido, felizmente, abierto. No hay marcha atrás.
¿Baby Boom a causa de la cuarentena?
5. ¿Cree que realmente se producirá un baby boom a finales de este año y principios del otro?
Honestamente, no lo creo. A lo mejor mejora un poco la natalidad en el país… Cosa que tampoco es muy probable… ojalá… creo que este año ya empezamos a “desaparecer”. Es una vieja representación obsoleta, aquella que sostiene que aumenta o disminuye la natalidad por efecto de “tener o no televisor”, es decir, de tener más o menos tiempo de contacto.
El asunto de la natalidad cada vez más pasa por una decisión de las personas. Puede ser asociada a un proyecto de familia, o puede ser por “sorpresa” (vaya modo de decir). Pero siempre termina en una decisión. Y no creo que las decisiones cambien por efecto de la pandemia. En cualquier caso, tendería a bajar. Las personas no querrán embarazarse bajo una condición de pandemia. Pero no creo que se modifique, y mucho menos que haya un baby boom.
6. ¿Cuáles serán las consecuencias de que una persona pase la cuarentena por el coronavirus en Cuba en solitario? ¿Cómo se pueden comparar estas con parejas o familiares que conviven juntos?
Bueno, no hablamos de la cuarentena (convertida en “quincentena”, que es el tiempo promedio del aislamiento en instituciones…) hablamos del aislamiento. Son dos cosas distintas. La cuarentena es más férrea, pero con tiempo reducido. El aislamiento depende de la situación sanitaria. El punto de partida es claro: juntos siempre será mejor que en solitario.
En solitario, todo será más difícil, operativamente, físicamente, y emocionalmente. No lo dudemos. Igual, las personas que viven solas, desarrollan mecanismos adaptativos, a diferencia de los que vivimos en compañía. La resistencia a la soledad, la convivencia con la soledad es distinta. Pero hay muchos recursos para combatir ese sentimiento, o esa realidad, de estar solos.
Los dispositivos de comunicación son un excelente apoyo. El asomarnos al balcón, el socializar en las colas (a más de un metro de distancia, sin duda), las llamadas telefónicas, las video llamadas, WhatsApp, Telegram, Instagram, Facebook, en fin…
La dificultad se da, probablemente, en que buena parte, quizás la mayoría, de esas personas solas, son personas mayores. Adultos mayores de 65 años, de 70 años, que son los menos dados al uso de estas tecnologías y plataformas. Por eso convoco, y confío, en nuestra sensibilidad humana. Allí donde sepamos que hay alguien solo, sola, lleguemos da alguna manera hasta esa persona. Llevémosle nuestro apoyo. Pongámonos a su disposición. Ser una buena persona no cuesta nada, y trae consigo muchos beneficios.
7. ¿Cómo se pinta el futuro para las relaciones humanas en Cuba tras la crisis del coronavirus en Cuba?
Las formas en las que los cubanos vivimos las relaciones humanas son muy variadas… e intensas. La movilización de solidaridad humana, desde esa que se ejerce muy personalmente, hasta la que emerge en la cuadra, en el barrio, la comunidad, el país, hasta la solidaridad internacional, ha sido una
constante durante todo el periodo que llevamos de pandemia.
Mientras en otros lugares del mundo, por poner un ejemplo, muchos médicos, personal de salud, sufren la discriminación y exclusión de las personas (en sus casas, en sus zonas de residencia), y esto ha sido denunciado por la prensa, en Cuba diariamente les expresamos nuestro agradecimiento, nuestro afecto y consideración por lo que hacen.
He escuchado, y visto, a familiares distantes dejar atrás recelos y lastres, y dar apoyo a sus familiares más necesitados. Los teléfonos casi han colapsado: la gente se llama, se preocupa, se apoya. Eso da una fuerza y una tranquilidad espiritual inmensa.
Creo, con toda honestidad, que nuestro modelo de relaciones interpersonales se verá fortalecido… aunque igual, retomaremos nuestros rumbos, con sus “sí” y sus “no”. Pero siempre dispuestos a multiplicar los “sí” cuando las condiciones lo exigen, y restar los “no”.
Dicen algunos que desaparecerán los abrazos, los besos, los contactos físicos interpersonales. Yo no lo creo. Seremos prudencialmente cuidadosos un tiempo, pero volveremos a nuestra expresividad comportamental. Quizás robustecida por el aprendizaje reciente de expresar amor con los ojos, con los brazos, con las acciones. Hemos ganado en el modo de saber vivir emociones y afectos en la distancia física…. que recuperaremos, poco a poco… o tal vez de golpe. Porque así somos.
Si nos concentramos en los momentos positivos, de disfrute, del día, de la semana, el tiempo parecerá andar más rápido. Si nos focalizamos en lo que hacemos, si lo estructuramos en rutinas interesantes, pasará lo mismo. Sin embargo, si nos concentramos en el tiempo mismo, si miramos el reloj constantemente, si nos preguntamos una y otra vez ¿cuándo se acaba esto? Si miramos al tiempo como sujeto de nuestra vida, y no como objeto de nuestras decisiones, entonces bien no vamos a pasarla. Nadie vive pensando que un día va a morir. Ya nos queda menos que cuando empezamos… No es un sarcasmo. Es una actitud más positiva.