Yimit Ramírez: Me sorprende cómo se confunde realidad con ficción
Quiero hacer una película (QHUP), filme cubano de ficción que estaba previsto para presentarse en la Muestra Joven ICAIC 2018 como work in progress, se halla bajo los focos y la lupa por su salida de la programación de dicho evento.
Heredera de los mismos males sufridos por Santa y Andrés, la cinta, aun no proyectada al público, ha generado polémica en las redes sociales. Realizadores, cinéfilos y directivos del ICAIC se han manifestado, sobre todo, en espacios como Facebook.
Yimit Ramírez, realizador de QHUP, conversó con VISTAR:
“Para hacer la película realizamos un crowdfunding. Ciento setenta personas pusieron dinero, y otros cientos dieron vida a la campaña. A todos los considero parte del equipo de trabajo de alguna manera. Hay muchas personas involucradas: productores asociados, amigos que prestaron equipos, diseñadores que hicieron bellos carteles, gente que nos dio cariño. Es muy larga la lista”.
La cinta de ficción de Yimit iba a presentarse fuera de concurso en la Muestra. Sin embargo, la presidencia del ICAIC, al verla con antelación, declaró que “en el filme, un personaje se expresa de forma inaceptable sobre José Martí… No es algo que pueda admitirse simplemente como expresión de la libertad de creación”.
Entonces, ¿qué implica en sí la libertad de la creación? ¿Qué es la ficción? ¿Qué pasa con los insultos presentes en cada película alguna vez realizada? ¿No ofenden? ¿El arte, en todas sus manifestaciones, incluido el cine, no es acaso una forma genuina de expresarse, transformar, hacer pensar, de mostrar una realidad, ya sea ficticia o no?
«Me sorprende mucho cómo se confunde realidad con ficción. Habría que juzgar por asesino al autor de una película en la que un personaje cometa un asesinato».
«A nadie en el planeta se le ocurriría pensar que ese autor estaba de acuerdo con su personaje. Veámoslo así para entender mejor el sinsentido de los ofendidos conmigo».
Ante la ola de debates públicos, Yimit ofreció su rosa blanca y aclaró que QHUP “trata, sobre todo, de una historia de amor, donde también se habla de sexualidad, generaciones y clases sociales”. No obstante, parece ser la figura del Apóstol la que más atención se ha llevado en esta revuelta mediática.
“Con el personaje que insulta a Martí yo también me ofendo. Cuando vi por primera vez esa grabación, sentí que atacaba al Martí que con tanto cariño llevo dentro y pensé en quitarla. Después, con la cabeza fría, me di cuenta de que esa parte era la escena de amor más bonita de la película. Era sobre todo bello cómo a él no le gustaba Martí y a ella sí, y lo superaban”.
“Me pareció espectacular el momento, luego la forma, las palabras utilizadas, duras, sí, reales también, como hablamos los cubanos. Es una película llena de realidad. La película es, sobre todo, la Cuba que habla así. Sé que hay muchas otras Cubas y las respeto. Solo pido coexistencia”.
El ICAIC invitó al realizador a presentar el filme en una sala apta para 24 espectadores, donde, matemáticamente, no cabía ni la tercera parte de las 170 personas implicadas en el proyecto y cuya ofensa a Martí, al parecer, quedaba en un segundo plano.
“Proyectarla en una salita pequeña para tener consejos sobre la edición no me hacía sentido y era aceptar una condición que iba en contra del proceso tan libre que había tenido la película. Lo conversamos con la Muestra, nos pusimos de acuerdo y ya, seguí con mi vida. Luego sentí un cariño muy especial cuando vi la publicación que la Muestra hizo al respecto, fue muy lindo y valiente”.
Más allá de los espacios que encuentre para proyectarse, QHUP se verá. Porque, como siempre pasa, desgraciadamente bajo estas condiciones, las películas censuradas muchas veces han encontrado su mayor audiencia a través de la propia censura.
“Quiero que sirva para hablar de cosas que me preocupan y me hacen feliz. Me gusta ver las películas como salones donde entran los espectadores a tener una experiencia y luego se completa con el diálogo, la risa, el llanto, el sentimiento, la reflexión resultante de haber visitado el salón, la película. Me encantaría que no fuera una película que pasara inadvertida, que la gente aunque no esté de acuerdo con algunas cosas de ella, la vean al menos como una película honesta, una experiencia interesante, un viaje”.