Rafael Ernesto Hernández: cubano por definición
Inocencia, el más reciente estreno de Alejandro Gil, ha permitido volver a ver en la pantalla grande cubana a un actor que se nos había perdido de vista, desde que desarrolla su carrera en México. Y es que durante un tiempo, el joven Rafael Ernesto Hernández se volvió un habitual del cine, la televisión y el teatro cubanos.
Seguro lo recordarás en películas como Mañana, La noche de los inocentes, Lisanka y Ciudad en rojo, o en su última incursión en las tablas habaneras con Noche de Reyes bajo la dirección del maestro Carlos Díaz y su Teatro El Público.
«Sería muy difícil poder decidirme por una manifestación. Pero, si tuviera que elegir, sería el cine».
Con apenas 17 años comenzó una carrera que le ha dado muchas alegrías. Hubo dos proyectos que le abrieron las puertas al mundo profesional: en la televisión, El Conde de Montecristo, y en el cine, la película Mañana.
«La aventura El Conde de Montecristo fue muy importante para mí, con un personaje basado en un clásico de la literatura universal. No creo que en aquel momento le haya dado la importancia que hoy descubro desde la distancia; pienso que por la inmadurez de esa edad. Y Mañana, me abrió las puertas al cine y recibí mi primer premio de actuación de manos de Humberto Solás en el Festival de Cine Pobre, un honor».
Dejar tus raíces atrás nunca es una decisión sencilla. Rafael asegura que fue difícil pero necesario dar ese salto profesional para seguir creciendo como actor. «Me gustan los retos. Me lancé sin ningún tipo de apoyo, ningún proyecto amarrado ni nadie que me ayudara. Fue como una aventura junto a mi esposa. Ha sido un proceso larguísimo y muy difícil; pero ya está dando sus primeros resultados, sólidos e importantes. Venía de Cuba con una carrera, llegaba a un lugar donde no era nadie, tienes que hacer la fila, tienes que empezar de cero, o como se dice aquí, tienes que pagar derecho de piso. Fue muy complicado».
«La actuación es dificilísima donde sea, y México es un lugar con mucha competencia de todos lados del mundo. Ha sido un privilegio y un triunfo poder insertarme sin la orientación de nadie. Ha sido un descubrimiento individual».
México le permitió a Rafael probarse en otros roles como el modelaje, siendo la imagen publicitaria de marcas reconocidas como Nissan Sentra, Coca Cola, Sunglass, Walmart, Corona o Coors Light. También ha incursionado en la televisión, participando en las series Amor sin reserva y El Chema, para la cadena Telemundo, un reto para un actor cubano si se tiene en cuenta las diferencias en los procesos productivos entre México y la Isla.
Rafael Ernesto volvió al cine, esta vez por la puerta grande, con un protagónico en la cinta mexicana Marioneta, bajo la dirección de Álvaro Curiel, donde interpreta a Ernesto, un actor cubano que emigra a México a buscar fortuna.
De algo suena esta historia, ¿verdad? ¿Qué sería un reto mayor para un actor? ¿Interpretar un personaje del que poco conoce, o uno hecho a su medida, con su misma historia?
Marioneta tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, aunque su estreno comercial en todos los cines alrededor de México será en octubre próximo. El público y la crítica del festival azteca recibió la cinta, en la que también participan actores de la talla de Juan Manuel Bernal, Fátima Molina, Patricia Reyes Spíndola o Nicolasa Ortiz Monasterio, con elogios.
¿Te gustaría volver a Cuba a trabajar otra vez?
«Siempre voy a querer volver a Cuba a trabajar, hablar sobre temas relacionados con mi país. Por supuesto, sí quisiera que la industria cinematográfica cubana y televisiva se actualizara a la par del mundo, y volvamos a ganarnos un espacio a nivel internacional. Nos hemos apartado mucho de la industria. Desearía que Cuba se enlazara con lo que está sucediendo a nivel internacional».
¿Qué significa Cuba para Rafael Ernesto?
«Siento una gran añoranza, nostalgia.
Crecer implica una ruptura. Para crear un mundo hay que romper otro, creo que eso
es una frase que está en un libro de Herman Hesse. El crecimiento implica
dolor, separación, ruptura. Pero Cuba siempre está anclada en mi corazón y todo
lo que hago y haré en lo humano y profesional, voy a imprimirle cubanía. Soy
cubano por definición”.