
Lesbia Vent Dumois en doscientas palabras
Ha ganado el Premio Nacional de Artes Plásticas 2019 y es la segunda mujer en hacerlo, después de Rita Longa en 1995 (dato sorprendente, teniendo en cuenta que Zaida del Río y Flora Fong deben estar en la cola).

Fue discípula de Carmelo González y es conocida por su pintura y por sus grabados, que resaltan temas domésticos y nostálgicos.
El padre fue ebanista. La madre, modista (aprendió de su madre el arte de la costura). Sus grabados incorporan formas y texturas de alguien que ha pasado su vida entre tejidos. Lo cotidiano y lo artesanal marcan su obra. Incluso en las pinturas, pobladas por ángeles y mujeres misteriosas, hay agujas, telas y bordados.
El pintor Mariano Rodríguez la insertó en Casa de las Américas y desde allí desempeñó una labor cultural nada despreciable (los grabados de gallos de Lesbia, ¿son un homenaje a Mariano?). Escribía catálogos, curaba exposiciones. Mientras, pintaba escenas costumbristas, a veces satíricas, televisores con partidos de béisbol y mujeres de sesenta que fingían tener cuarenta.
Le enseñó la técnica del grabado a color a Alfredo Sosabravo (Premio Nacional de Artes Plásticas en 1997). Y defiende que el “original múltiple” es tan valioso como la pintura original.