El lado oscuro de lo fake en la moda
¿Seguir soñando con lo imposible o conformarte con su copia? Por estas fechas, la pregunta del millón. Después de todo, a quién no le gustaría tener un bolso lujoso o un par de sneakers de marca por un precio mucho menos prohibitivo que el costo de venta original. El asunto del copyright en el mundo de la moda ya es un habitual y en Cuba las falsificaciones andan sueltas. VISTAR te cuenta sobre la pacotilla fusilada que nos rodea y las consecuencias de seguir alimentando el mercado ilegal de productos fake.
Cada día se imita mejor. La obra de los falseadores se ha vuelto más sofisticada y atrevida, con creaciones descaradamente idénticas al producto original. En algún punto de nuestras vidas, de seguro, muchos hemos sido (a veces hasta de forma inconsciente) consumidores de productos falsos. De todo existen imitaciones.
Si pensaste que los pullovers y la mercancía Supreme son los únicos fakes que deambulan en La Habana estás equivocado. Es un negocio que abarca la ropa, los tenis deportivos, los cosméticos y la telefonía móvil. Zapatillas de lujo Balenciaga, bolsos Louis Vuitton , calzoncillos Calvin Klein, colonias Bulgari, equipaciones de fútbol, pullovers con el caballo despatarrado de Ralph Lauren… la lista es larga. Son falsificaciones de lujosas marcas que se venden en Cuba por la izquierda. La mayoría llega desde China y países de Latinoamérica como México y Ecuador.
Muchos piensan que comprar imitaciones no tiene nada de malo, sobre todo, cuando tu fondo disponible para cuestiones de moda es exiguo y el universo fashion que se encuentra ante tus ojos no resulta para nada prometedor. Sin embargo, esta acción aparentemente benévola acarrea consecuencias económicas y sociales extremas.
Dejando de lado las dolencias que produce comprar productos “falsos” a la economía mundial, seguir alimentando dicho mercado priva a los diseñadores de la propiedad intelectual y contribuye a la explotación infantil, así como a la violación de derechos humanos de quienes trabajan produciendo bienes falsificados en fábricas clandestinas.
La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD) advierte que las ganancias de este comercio ilegal apoyan al crimen organizado, a grupos terroristas, traficantes sexuales, pandillas callejeras y narcotraficantes. La elaboración de las mercancías no está regida por controles sociales y ambientales. Usualmente no existen en las fábricas normas de seguridad que cuiden los derechos y la salud de los trabajadores, lo cual, en teoría, es una forma moderna de esclavitud.
Además, el uso de maquillajes y productos de belleza fake supone un riesgo contra la propia salud del consumidor y está comprobado que pueden inducir intoxicaciones por inhalación, manchas en la piel, dermatitis, irritaciones oculares, reacciones alérgicas severas, entre otras complicaciones.
Entonces…¿qué hacer? ¿gastar las cifras que no tenemos en lucir objetos de culto? Para nada, quizás la solución esté en buscar, acorde a tu presupuesto, un outfit que hable por ti y te aporte mucho más allá que el nombre cosido bajo el cuello o en la espalda. No seas uno más de la nómina, ni parte de un ejército uniformado de mal gusto. Opta por marcas autóctonas del patio como los siempre en onda t-shirts de Clandestina, los hermosos vestidos florales de Pavel y Guido o las prendas fluidas de Dador Habana. Y sí, al final del día, seguirás vestido de diseñador (de verdad).