La Habana y sus cuatro Plazas emblemáticas
La Habana está llena de lugares que parecen mágicos, no por gusto está considerada una de las ciudades maravillas, no por gusto sigue siendo destino elegido por muchos para pasar sus vacaciones; incluso para los que vivimos en Cuba, incluso para los habaneros, sus rincones, sus espacios siguen despertando amores.
Quizás dentro los lugares habaneros más icónicos, visitados, fotografiados y una pila de etcéteras, estén las cuatro plazas de la Habana Vieja. Y no es de extrañar, basta solo con sentarse un rato en la Plaza de Armas, tomarse un café en la Plaza Vieja, atravesar la Plaza de San Francisco de Asís, o pararse en el centro de la Plaza de la Catedral para entenderlo.
Plaza de Armas
Es, quizás la más tranquila de las cuatro plazas, y de seguro la que más sombra tiene. Sus bancos sirven de oasis para días de caminatas. Muy cercana a la calle Obispo y O´Reilly y por tanto, también a sus bares y pequeños restaurantes. Fue la primera de las cuatro plazas. La estatua de Carlos Manuel de Céspedes que se ubica en su centro fue colocada en 1955 en sustitución de la del monarca español Fernando VII. Tiene no solo un valor histórico, sino arquitectónico y su visita se hace obligada para todos.
Plaza de San Francisco de Asís
También conocida como Plaza de las Palomas, por lo cientos de palomas que se ven día a día en este lugar, sin duda uno de sus más bellos atractivos. Otro de los elementos de interés recae en la figura icónica de las calles habaneras, «el caballero de París», que según la creencia popular da suerte si se frota el dedo o la barba, y se ha vuelto costumbre entre los habitantes.
La plaza fue creada por el años 1628 por acuerdo del Cabildo para que sirviera como punto de abastecimiento de agua a las flotas, su función fue preminentemente comercial, a pesar de la presencia de la Iglesia de San Francisco de Asís.
Plaza Vieja
La Plaza Vieja, es uno de los puntos más movidos de la ciudad, y está llena de cervecerías, restaurantes y cafés. Surge para servir de espacio público a la villa, función que aún cumple, y recibe este nombre tras la creación de la Plaza de Cristo que pasó a ser la nueva. Al contrario de lo habitual no se ubican en ella ninguna Iglesia o edificio administrativo. Sin embargo, cuenta en sus alrededores con algunos de los mejores exponentes de la arquitectura ecléctica cubana.
Plaza de la Catedral
Una de las plazas de mayor importancia de la ciudad, cuenta con, quizás, el edificio más icónico de la arquitectura colonial: La Catedral de La Habana. Su ubicación, a diferencia del resto, supone el placer del descubrimiento inesperado al no estar tan expuesta como el resto. Claro exponente de los contrastes que típicos de La Habana, mezcla la monumentalidad de sus edificaciones con el intimismo que ofrecen los espacios relativamente pequeños. También se combinan la la sobriedad católica con el folclor de quienes adivinan el futuro en sus puertas.